Para “Kaiser”

Querido Kaiser: leyendo tu reflexión constato que tu paso por el Opus Dei ha dejado en ti un “poso” de incerteza. Utilizo intencionadamente la palabra poso como una de las primeras que se lee en el emblemático libro. He sido de la Obra y creo que puedo entender como se siente una persona que ha pasado por sus “fauces”. Aún así, somos muchos los que, habiendo pasado por ellas, seguimos teniendo fe en el mensaje amoroso de Jesucristo. A pesar de las sombras que a menudo nos acechan: creemos. La fe no entiende de paradojas. La fe es don de Dios y en este don se nos brinda también la libertad de buscar contradicciones en el evangelio. ¿Puede haberlas? No creo que las haya para quien se deja amar. Humilde ejercicio este de dejarse amar. A veces he leído en estas pàginas que en la Obra falta amor y estoy de acuerdo con ello. Pero el amor que falta no es solamente el que cada persona da, sino también el que cada uno decide recibir.

No quisiera pecar de retorcido e indirecto pero tampoco de falta de delicadeza. Y en este pretendido equilibrio te digo que las dudas de fe en las que se te antojan “paradojas” del evangelio y de la historia de la cristiandad, son algo personal que se aleja de los objetivos de esta web, dedicada a hablar sobre el Opus. Aplaudo tus últimos párrafos en el que plasmas muy bien la ironia de la SI CIERTA PARADOJA de la sectaria actuación del Opus Dei.

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Pechina