Hacer una película sobre el Opus Dei referida al perdón y la redención personal tiene su gracia, porque en realidad quien parece estar perdonándose a sí mismo obscenamente es el mismo Opus Dei, mediante la reelaboración fantasiosa de su historia.
Como si no tuviera nada que reprocharse, el Opus Dei se pone a "predicar" sobre el perdón cuando él mismo es quien tiene que pedirlo. Psicológicamente el film responde con "el perfil" patológico narcisista del Opus Dei.
Saludos,
E.B.E.