Ahora que está claro que la película fue un fracaso y que no van a recuperar ni el 10% del dinero que invirtieron, en la institución debe haber un clima bien lúgubre. Los responsables de este fiasco estarán pensando qué hacer y cómo manejar la difícil situación. 36 millones de dólares es mucha plata hasta para el Opus Dei.

Aquí me permito darles algunas sugerencias, para estos momentos de desazón y desconcierto, que quizás puedan ayudar:

- Imponerles como mortificación a los supernumerarios y chicos de San Rafael, ir todos los días al cine a mirar la película por 3 semanas.

- Regalarles becas de postgrados en finanzas y negocios en la universdiad de Navarra a los 100 infelices inversores, para que aprendan a no tirar la plata en estupideces.

- Cambiar algunas partes de la película para el mercado americano. Por ejemplo, aprovechando que hay una chica Bond, se podría contratar también al agente 007. Así, el cruce de los Pirineos, en lugar de ser con guías autóctonos y a pie, se podría filmar al mejor estilo Hollywood, con Escrivá y James Bond huyendo en moto, perseguidos por los milicianos que les disparan desde coches y helicópteros.

- Usar las tomas de la película, pero agregándoles efectos especiales, animaciones y música infantil, y sacar una película para niños: “Chemita en el país de las maravillas”.

atomito