Sólo quisiera comentar a Barlovento, en relación a su frase «lo bueno que tiene la elección que hice», dos aspectos:

-Que la elección no la hacemos nosotros de Dios sino Dios de nosotros, y eso no es un aspecto menor ni meramente "devocional", por llamarlo de alguna manera; indica toda una dirección a la que mirar cuando a través de los signos que nos rodean nos vamos dando cuenta que, si es bueno ser fiel en la adversidad, quizás no es tan bueno ser obstinado en lo que a lo mejor no es el camino que Dios realmente quiere para nosotros. Nadie, ninguna dirección espiritual, ninguna obediencia, nada, puede suplir a que es uno mismo, exclusivamente uno mismo, quien tiene la obligación de decir cuándo se trata de fidelidad y cuando de obstinación.

-El segundo aspecto es que el Opus Dei no es sino un medio, no un fin. Esa elección de la que Barlovento habla queda intacta, dentro o fuera de la obra.

Un abrazo

Martys