Lei a RobertLee hace un par de meses aprox y lo he leído ahora, congratulándome de que por fin hay alguien de la Obra que da la cara, que dice lo que está pasando en su país (Región) que probablemente sea mi país y si no lo es pues vamos al dicho “en todas partes se cuecen habas” porque pasa casi exactamente lo mismo aunque él esté en un lado y yo en el otro.

Al mismo tiempo me da mucha pena, lástima, que quienes están llamados a poner orden a situación no lo hagan, entiendo que debe ser algo muy, muy difícil para lo que no se nos ha capacitado ni entrenado, lo que nos queda es como dice RobertLee querernos fraternalmente y tratar de vivir la caridad cada uno a conciencia, no tener más modelo que Cristo y zafarse de tantas reglas y reglitas, vivir con naturalidad nuestra correspondencia a Dios. Entiendo que sale fácil cuando se trata de una persona adulta por la seguridad con que se pueda mover dada su experiencia. Cuando la gente es joven quizás se haga más difícil ese vivir con naturalidad la entrega porque se atiene más a la regla, a lo que está previsto, a cómo hay que actuar en determinadas circunstancias y mucho menos sabrán discernir de qué hay que zafarse, aunque ahora hay más medios que antes para conocer las verdades y esto puede ayudar en tal discernimiento.

El escrito de Fueraborda es duro pero no se aleja de lo que puede ser una realidad. Dice que el error en la Obra es institucional y no de cada director. No concuerdo, porque hay muchos temas que pueden ser tomados o vividos de una manera muy distinta según qué director/a esté de turno. Por ejemplo el tema de que la Obra siempre estará al día, tema tratado por San Josemaría abundantemente, si lo aplico a mi trabajo profesional podría describir una metamorfosis real de cómo fue tratado por cada una de mis directoras hace muchos años y cómo es tratado actualmente por otra directora, la de turno de hoy, y cómo lo entiendo yo que también tengo el espíritu de la Obra tan o más que las directoras actuales. Valga el comentario de este ejemplo para otros muchos temas que son fundacionales. Tengo muy clara la enseñanza de que la Obra se acoplará a los tiempos, a la modernidad, a la tecnología, al estilo de vida que van asumiendo las actuales generaciones, todo sin chistar, sin añoranzas de tiempos mejores, sin escándalos farisaicos. Se puede hacer todo y se puede estar en todo siempre que no sea ofensa a Dios y esté de acuerdo con la moral cristiana. Hay numerarias-directoras que no piensan así, entonces a mí se me pone carne de gallina cuando escucho hablar que debemos “ser numerarias al cien por ciento”, ¿qué, no era que somos iguales a las demás mujeres?, ¿que no nos distinguimos?, ¿resulta que ahora nos vamos a distinguir por ser numerarias? Lo encuentro contradictorio. Toda distinción, la única: que nos desvivimos por amar más, se lleva por dentro y no nos creamos los únicos, cuánta gente hay en el mundo cuyo objetivo se centra en lo mismo: el Amor.

Tus reflexiones me interesan mucho RobetLee y veo que más de uno te ha leído no una sino muchas veces. Sigue así.

Un abrazo a todos

Calandria