Ahora se inventan que al fundador le preocupaba ¡la ecología!.- María Luisa
Fecha Wednesday, 09 March 2011
Tema 900. Sin clasificar


Estos chicos ya no saben qué inventar. La imaginación no tiene límites para sacar “virtudes” al fundador que como sabéis –aunque quizá no os acordéis- le preocupaba mucho el medio ambiente, no dormía por ello, y debió ser el primer socio de Greenpeace J.

Leo una entrevista a un sacerdote de la prelatura, que ha publicado el libro “Juego, ecología y trabajo. Tres temas teológicos desde las enseñanzas de san Josemaría Escrivá” y no puedo por menos que enviar a Opuslibros el razonamiento del autor sobre el ecologismo de Escrivá.

Saludos,

María Luisa

Pregunta: ¿La ecología preocupaba realmente a san Josemaría Escrivá de Balaguer?

Respuesta: En el libro Juego, ecología y trabajo… su segundo capítulo desarrolla unas pistas de cómo la enseñanza de san Josemaría aporta ideas muy novedosas para expresar el mensaje cristiano con el lenguaje ecológico, y también para iluminar el problema medioambiental desde una espiritualidad que en expresión suya permite “devolver a la materia su noble y original sentido”.

Sus escritos implican toda una teología de la creación y la redención en la que se afirma que “el mundo es bueno, porque las obras de Dios son siempre perfectas, y que somos los hombres los que hacemos malo al mundo por el pecado” (Conversaciones, 70).

También he descubierto en sus textos los estilos de vida cristiana que favorecen el cuidado del medio ambiente: modos concretos de vivir la sobriedad sin dejarse llevar por el consumismo, cuidado de los objetos que se usan evitando que se estropeen innecesariamente, y la “naturalidad”. Esa expresión del santo siempre me ha fascinado porque fomenta una aceptación sapiencial de la naturaleza y del modo de desenvolverse los cristianos de la calle acordes con el especio y el tiempo sin estridencias.

Otros textos fascinantes de san Josemaría aluden a su modo de celebrar la Misa. Estaba convencido que al celebrar la Misa: “Están presentes todas las criaturas de Dios —la tierra y el cielo y el mar, y los animales y las plantas—, dando gloria al Señor la Creación entera”.

Otra imagen que utilizo frecuentemente se refería al testimonio y acción de los cristianos laicos en medio de un mundo manchado tantas veces por el pecado: nosotros tenemos que seguir en medio de este mundo podrido; en medio de este mar de aguas turbias; en medio de esos ríos que pasan por las grandes ciudades y por los villorrios, y que no tienen en sus aguas la virtud de fortalecer el cuerpo, de apagar la sed, porque envenenan. Hijos míos, en medio de la calle, en medio del mundo hemos de estar siempre, tratando de crear a nuestro alrededor un remanso de aguas limpias, para que vengan otros peces, y entre todos vayamos ampliando el remanso, purificando el río, devolviendo su calidad a las aguas del mar. 









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