¿Quién quiere ser director?.- RobertLeeJones
Fecha Monday, 07 March 2011
Tema 010. Testimonios


Sigo leyendo con interés muchos de los artículos que se publican en esta web. Quisiera simplemente acercar una reflexión.

 

Sin duda, en la Obra, el papel de los directores es clave. A lo largo de mis años en Casa me he cruzado con muchos. Tal vez el paso de los años provoque un efecto negativo en mis percepciones, no lo puedo descartar. Pero tengo la impresión de que hay mucha dificultad para encontrar quien quiera, pueda y sepa ocupar esos cargos.

 

Por un lado, las expectativas que sobre ellos ponemos los demás del centro son cada vez mayores: ya no alcanza con que sepa el reglamento, los criterios y los horarios. Necesitamos alguien que realmente nos quiera, nos entienda, nos acompañe…

 

Por otro, las expectativas que sobre ellos ponen los directores de la Comisión (o delegación) son tremendas. ¿Quién puede resistir esa presión? Hay que conseguir vocaciones, dinero, buen ambiente, perseverancia, urgentemente.

 

A veces me pregunto, “Supongamos que me propusieran ser director de este centro, ¿lo harías?”

 

Qué difícil. Porque estoy trabajando en lo que me gusta, tengo muchos proyectos, gano buen dinero, viajo, me siento pleno… mientras que siendo director de un centro trabajaría en algo que no me atrae, gratis, sin horizontes y presionado por los jefes con metas que no dependen de mi.

 

Humanamente, no hay dudas: ni loco. Sería un suicidio profesional.

 

Sobrenaturalmente… para decir que sí debería tener un amor muy grande a Dios (y se me está haciendo difícil con una espiritualidad con tantas prácticas de piedad que no puedes llegar a conectar con Dios sin sentirte culpable de haber omitido algo, estás siempre en falta...), a los demás de la Obra (hago lo que puedo), al Padre (pero lo siento tan lejano, no sólo en kilómetros sino en comprensión, en empatía, en calidez), en fin…

 

La respuesta sería NO.

Y de mi centro, ¿Quién quiere ser director? La respuesta es fácil: NADIE.

 

En nuestra región hay un puñado de directores perpetuos (son directores de todo, centros, cursos anuales, cursos de retiro, lo que sea) que se ve que tienen espaldas para soportar el asunto y el resto, al menos últimamente, pasa de estar en un consejo local a estar fuera de servicio o fuera de la Obra. No resisten.

 

Es un tema serio, como lo es la dirección espiritual, la fraternidad y el proselitismo. Necesita una revisión profunda. Hay señales por todos lados. No es posible seguir haciéndose los distraídos.

 

Soy un convencido de que tarde o temprano esta renovación se producirá y quiero estar allí para aportar.

 

Porque si nuestra espiritualidad vuelve a las fuentes, si recobramos la autenticidad en nuestra relación con los demás y un sincero y profundo amor a Jesucristo, despojado de tanta norma y tanta costumbre, si arrastramos a otros (ya maduros, no adolescentes ni niños) a seguir a Cristo santificando su vocación profesional, si bajamos los niveles de burocracia y renovamos la caridad entre nosotros, entonces, sí, estaría dispuesto a ser director.

 

Después de todo, entregué mi vida para servir a Dios en este camino. Pero por ahora, vamos por un desvío. Tal vez el Papa nos vuelva a poner en ruta. 

 

RobertLeeJones 









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