¡Hola Solan!

Usualmente los fieles numerarios o numerarias que envían a un determinado lugar para iniciar la labor o sacar adelante algún apostolado específico es una persona de carácter avasallador, convincente, entrometido (a) e intransigente. Vale decir, el dogma encarnado. Si va tras de ti es, o porque quiere provocar en ti el milagro de una conversión o porque le eres útil para que, en las conversaciones frente a otras, ella pueda dar fe de sus convicciones y de la "buena doctrina". Como nos decían cuando éramos de la Obra: "tenemos el carisma de la confesión" (o sea de llevar a las personas a que acudan al Sacramento de la Confesión y estas palabras se las atribuían a Juan Pablo II según Navarro Valls) o "hay que aprovechar toda ocasión para dar ejemplo".

Lo más probable es que ya seas materia de su charla personal con la que le hayan asignado para que lleve su dirección espiritual y, pueden suceder dos cosas: que le digan que no pierda más el tiempo contigo o que -como eres muy maja- persevere contigo para sacar una vocación de super numeraria o cooperadora. En el primer caso, la reacción suele ser de un posterior rechazo hacia tu persona, que va por los rumbos de la difamación de tu persona porque te conviertes automáticamente en una mala persona por el hecho de no comprenderla o, mejor dicho, no comprender la Obra de Dios.

En este caso, como diría un sabio amigo, hay que ser políticamente correcto y hasta aplicarle la misma táctica de Escrivá: "ceder sin conceder, con el ánimo de recuperar". Mantén una sonrisa cortés y anímala a encontrar la alegría de lo ordinario: verte feliz con tu novio, que disfrutas de tu trabajo, de tu familia, de tus amigos, del baile, del cine, de la vida. Que, mientras tú vives, ella está encerrada en un cubo proselitista. Y, para terminar, sé cautelosa con los comentarios que esté haciendo de ti para con las personas que te rodean o tus jefes. No te fíes.

Nicanor

nicanor.wong@gmail.com