Decidí pasarme por el centro a saludar.- Guttemberg
Fecha Thursday, 27 May 2004
Tema 010. Testimonios


He leído el escrito de Jorge "Vademecum y salida" y también DESAPARECER DE PUBLICACIONES INTERNAS (Cap.5 de El 'buen' pastor) enviado por Nacho el 26-5- 04, y me gustaría comentar mi experiencia antes y después de irme.

El modo de irme fue un poco peculiar por lo siguiente.

Me remontaré a mis últimas semanas en la opus. Desde finales de febrero cambié de ciudad por motivos de trabajo, y desde ese momento me dijeron que no podría vivir ya en un centro, ya que casi tenía decidido no renovar el 19 de marzo (porque así me lo aconsejaron, de muy malos modos, pero eso es otra historia), si bien los fines de semana volvería al centro, para hacer la charla, confesión, etc...

Coincidía que el día 18 de marzo de ese año era domingo, que coincidía además con el retiro mensual que todos conocemos bien. Pues la semana anterior fui al centro como había hecho en las anteriores ocasiones. Y cuando acabé la charla ese día, quien me la dirigía me comentó que ya no hacía falta que volviera el fin de semana siguiente, ya que sería un poco violento para mí y para todos los demás. Sin embargo, yo le dije que hasta el día 19 yo era numerario y que tenía el derecho, que no la obligación, de vivir en un centro, hacer la charla, confesarme y todo lo demás, y que por supuesto que iba a pasar en el centro ese fin de semana. Así pues al viernes siguiente regresé y allí estuve todo el fin de semana. El domingo por la mañana comenzó el retiro (la de la mañana fue mi última meditación en la opus) y tras el desayuno, mientras todos seguían de retiro, yo preparé las pocas cosas que tenía en el centro y las dejé recogidas en una pequeña maleta, me puse ropa de deporte ante la asombrada mirada de la mayoría de los residentes (algunos en edad universitaria aún) y me fuí a jugar un partido de fútbol-sala como acostumbraba a hacer todos los domingos por la mañana con un grupo de amigos.

Regresé, comí junto a todo el mundo (todavía de retiro y sorprendidos), hice la visita, etc.. y a eso de las 15.30, y antes de que la gente entrara en la meditación de la tarde me despedí uno por uno de todos los residentes diciéndoles que ya no volvería más los fines de semana al centro. El que quiso entender, entendió. Y a más de uno se le cayó alguna lágrima. Pues así fue mi salida de la opus, con mi atillo a la espalda y camino de la estación de autobuses.

Más o menos un mes después de todo esto me volví a desplazar a esa ciudad para celebrar mi cumpleaños en compañía de mis amigos (casi todos sabían ya mi salida de la cosa) y como me sobró bastante tiempo en la mañana del sábado decidí pasarme por el centro a saludar a las personas que habían sido mi "familia" durante unos años. Anda que teníais que haber visto el careto del residente que me abrió la puerta, ni que hubiera visto un fantasma. Al menos me dejó pasar, saludé al sacerdote (una de las muy pocas personas con las que todavía conservo una estrecha amistad) y me di una vuelta por el centro como si todavía fuera mi casa. La peña no daba crédito a lo que estaba viendo. Yo soy asín, rompiendo esquemas siempre. Esto lo he repetido siempre que he ido a esa ciudad y yo creo que la gente hasta se ha acostumbrado a verme por allí.

También me he encontrado con gente que vivió conmigo en otros centros o en el centro de estudios y la verdad es que siempre se han parado a hablar conmigo, no sé si por educación o porque no les ha quedado más remedio. En una de esas una persona, ingenua ella, me hizo la siguiente pregunta, que yo todavía trato de responderme sin conseguirlo: Hombre, tal, cuanto tiempo, ¿qué tal te va con la chica esa con la que te fuiste cuando dejaste la Obra?. No sé quien es esa chica ni de dónde salió, pero supongo que eso será lo que todos pensarán de mi marcha.

En los tres años que llevo fuera de la opus solamente una persona me ha dicho que no fuera diciendo por ahí que había sido numerario porque podía chocar o ser un testimonio negativo para personas con vocación reciente o posibles pitables. Nunca hice caso, y al igual que decía lo que era, también he dicho siempre lo que fuí a mis nuevas amigos/as, compañeros de trabajo, numerarios o al sursum corda.

Lo que he contado es mi experiencia personal al respecto, y sé que hay que echar mucho morro para volver al centro del que uno se sale. Si me hubieran echado de allí me hubiera ido sin más y sin ninguna vergüenza.

Con todo esto no quiero justificar nada, y sé que lo extraño es lo que acabo de contar, pero creo que también se debe saber.

Quiero dejar claro a todo el que me quiera responder que no defiendo a la opus, que ni me va ni me viene, todo lo contrario, suelo ser muy crítico con la institución, pero tengo que decir que sigo manteniendo relación con algunas personas (tanto numerarios, supernumerarios como agregados), porque creo que lo importante son las personas y de cada una se puede aprender mucho y alguna de ellas me ayudó mucho a salir adelante cuando me fui. Si alguno de ellos lee estas líneas me conoce bien y sabe por qué escribo todo esto.

Ah, por cierto, y por si a alguno se le había pasado por la cabeza, no soy un José Carlos de la vida.

Un beso para todas y un abrazo para todos.

Guttemberg







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