Lo lo dudes, Dudas. Cuando yo estaba a unos minutos de hacer la fidelidad (un 19 de marzo) no lo tenía nada claro. Sabía que podía terminar para siempre, sin peticiones, ni cartas ni trámites delegativos. Pero tenía miedo a lo desconocido. Vivía en una ciudad lejos de la mía, de mi familia de sangre, estaba a mitad del curso académico. Fui cobarde y luego tardé mucho en marcharme de la obra. Me imagino que ahora eres más joven que yo cuando pude haberme ido. Cuanto más lo retrases peor, más cuesta dar ese paso y tardas más en recuperarte.
Será una decisión difícil. Puede que lo pases mal una temporada. Pero eres joven: lo superarás antes que los que nos fuimos con muchos años encima. Tienes una familia de sangre, unos amigos incondicionales.
Puedes seguir buscando la santidad fuera de una institución. Eso depende de ti y de las ayudas personales en que te apoyes. Puedes seguir rezando, teniendo vida interior. Jesús te quiere igual. No traicionas a nadie. Puedes guardar todo tu afecto hacia las personas con que convives o has convivido. Cuando un hermano mayor mío se fue de la obra, mi padre, que era supernumerario pero antes que eso era padre, dijo con convicción defendiendo la decisión de su hijo: nadie puede meterse en la relación de una persona con Dios. Decídelo tú personalmente en presencia de Dios. No dejes que nadie decida por ti.
Un abrazo muy fuerte
Chano