Juan Pablo II y el Opus Dei ¿Es de buenos hijos ser agradecidos?.- Nicanor
Fecha Monday, 21 February 2011
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Juan Pablo II y el Opus Dei ¿Es de buenos hijos ser agradecidos?

Nicanor, 21 de febrero de 2011

 

 

Ciertamente, el reinado de Juan Pablo II, fue envuelto para los fieles en una cercanía singular con su pontificado. La pregunta que planteo al lector respecto a esta aparente cercanía radica en todo lo que, desde el Opus Dei, se contaba del Papa pronto a canonizar, toda vez que su Portavoz – Joaquín Navarro Valls – es numerario de la Prelatura y, gracias a las confidencias de Don Navarro Valls y las palabras del Prelado – Don Javier Echevarría – nos hicimos la idea, dentro de la Prelatura, que el Juan Pablo II no pitaba porque era el Papa.

 

Quien ha leído algunas biografías de Farol Wojtyla, pronto a canonizar, podrá dar cuenta de su enorme preocupación por acercar la Iglesia al Mundo. De hecho, estuvo de acuerdo con la participación de curas en el mundo obrero, tal como lo había iniciado su predecesor Juan XXIII. Será pues que el marketing de Escrivá ante “la piara” - así lo describió – de obispos y cardenales que recibió en Villa Tevere durante el Concilio Vaticano II hayan movido a tan ilustre polaco a ver con buenos ojos una creciente y vigorosa institución que promovía la santidad en medio de lo ordinario...



Los nombramientos de Don Álvaro de Portillo a las distintas Comisiones que fueron pauta para las definiciones y relaciones en la misión de los fieles laicos y la Iglesia – asunto nada novedoso dentro de la misma Institución – marcaron una estrecha cercanía entre el Pontífice y él. Por lo menos así lo dicen dentro de la Prelatura. Sin embargo, tales aportes son desconocidos y no hay documentación o ensayo que recoja el trabajo del Álvaro dentro de estas Comisiones. Tampoco existe una semblanza de lo que fue la relación entre el portavoz del Opus y del Papa pronto a canonizar ¿Por qué? ¡Y menos que la “Gaudium et Spes” (JP2) ni siquiera esté en la biblioteca de las casas de la Obra ni sea materia de la Lectura Espiritual!

 

El lector bien sabe que la Prelatura tiene un aparato de promoción estupendo dentro de los mass media a través de RIALP, Nuestro Tiempo, Beta Films, Aceprensa, Zenit, Mundo Cristiano, Hacer Familia, Romana y Palabra y ahora los medios “líquidos” del ciber espacio. Todos estos medios difusores publican sendos libros de los fieles que están en proceso de Canonización, de la historia de Escrivá, de los recuerdos de Echevarría de Escrivá, de los recuerdos de Álvaro de Escrivá, de lo que es la Prelatura, de su íter jurídico pero… ¿Y qué pasó con el Papa que les facilitó la “bula ut sit”? Otro misterio es la extraña desaparición del libro “Entrevistas al Fundador del Opus Dei” que recogía centenares de preguntas de revistas como Life, ABC y Le Monde al Fundador.

 

Volvamos a Juan Pablo II y el Opus. Básicamente el vínculo entre ambos era Don Navarro Valls. Don Navarro era el “instrumento” elegido por Dios para narrar al Papa que el Opus había nacido para “servir a la Iglesia como ella quería ser servida”. Por otra parte, las gestiones del Papa polaco por desmantelar la cortina de hierro necesitaban de una institución fuerte que le apoyara económicamente. Nada mejor que una tan pujante como la Prelatura. Y un favor, merece otro. No por nada Escrivá diría al poco de pisar la Ciudad Eterna: “en Roma perdí la inocencia”.

 

Dentro de este intrincado tinglado eclesial, la figura de tan carismático pontífice – que tantas lágrimas me arrancó con su muerte – provocó de la Prelatura que superase las náuseas que le provocaban algunas de sus conductas, sobre todo las correspondientes a las actuaciones litúrgicas, el modo de actuar frente a la juventud, el perdón que pidió en nombre de la Iglesia, sus palabras durante la Canonización de Escrivá de la necesidad de acercarse a los pobres y, la peor de todas, la de unir la beatificación con la de Josefina Bakhita. Vale decir, tan ciego no era el Vicario de Cristo que, con los años, fue calibrando el estatus de la Prelatura y los tentáculos que había echado alrededor suyo.

 

Tampoco deja de inquietarme la visita del Sumo Pontífice a rezar ante los restos mortales de Don Álvaro, algo totalmente inusual y considero uno de los gestos tan característicos de Juan Pablo II. No cabe duda que todas estas acciones le vinculan estrechamente a la Prelatura y tampoco me cabe duda que el haberse rodeado con cierta ingenuidad de tantos clérigos de la misma alrededor suyo obnubilaron la visión de la misma, asunto que queda abierto a investigaciones futuras.

 

En resumen, la ausencia de respuesta por parte de la Prelatura a tanto cariño por parte de quien fue el Vicario de Cristo que les abrió las puertas a Hollywood, deja claro que no se cumple el adagio recogido de Escrivá “es de buenos hijos ser agradecidos”. Dentro de esta ausencia están todas las publicaciones de hechos de suma trascendencia que pasaran al olvido y que el Centro de Estudios Escrivá de Balaguer jamás revelará porque han de contar con el visto bueno del Prelado y, honestamente, a nadie le interesa con el Papa ya muerto y canonizado.

 

Sí hay que sacar jugo que el Papa, “otro instrumento de Dios”, que abrió puertas a la Prelatura está ahora canonizado y, por una suerte de vasos comunicantes – que de comunicantes – le llega un chorro de agua bendita a su institución predilecta (por lo menos así nos la hacían saber cuando estábamos dentro de la Prelatura) ¿Por qué la Prelatura no se manifiesta?, ¿Restaría importancia a la Santidad del Vicario de Cristo los testimonios de los fieles que estuvieron tan cerca de él?, ¿Le desmerecerían los favores que les hizo Juan Pablo II a la Prelatura y la amistad “particular” que tuvo con Álvaro?

 

Desde ya llama la atención el poco interés de la Prelatura en organizar viajes grupales para la ceremonia de canonización o alquiler de hoteles para verlo en vivo y en directo tal como sucedió con el Fundador. ¿Será que no quieren perder el récord guiness de haber llenado la Plaza de San Pedro hasta la Vía de la Reconciliación?, ¿Una mera cuestión de precedencia de la santidad de uno sobre el otro? No me llama la atención dentro del mundo del Vaticano.

 

Sí considero a Juan Pablo II un personaje extraordinario dentro de la historia de la Iglesia. Por sus escritos, por la cercanía con la gente joven, por aceptarnos con nuestros pecados, defectos y miedos con un silencio elocuente, con un abrazo, lágrimas. El zumbido de oración que le acompañaba y nos hacía sentir que derivaba en Dios nuestros miedos y pesares, que nos aceptaba tal cual éramos, sin asco alguno, sin carácter, ni talento, ni posición.

 

Para bien o para mal, siempre el Opus conseguía buenos puestos para ver de cerca al Papa para los numerarios que nos habíamos gastado mucho por el Opus. Algo que tengo que agradecer a la Prelatura.

 

Espero que alguien del Centro de Estudios Escrivá recopile datos, testimonios e información imparcial (raro) de las relaciones entre Navarro Valls y De Portillo y subsanen este aparente desagradecimiento con alguien que tanto les apoyó.

 

Nicanor

nicanor.wong@gmail.com







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