Querido Antonio,
Este año el día 12 ha caído en sábado, pero aquí estoy, como cada año, para ponerte unas letras. La verdad es que me ha impresionado pensar que han pasado ya cuatro años desde que te has ido de nuestro lado; o mejor dicho, desde que te han echado de nuestro lado, pues tengo la seguridad de que si te hubieran tratado como debían –lo justo, nada más, sin pedir extraordinarios– todavía seguirías entre nosotros.
Pensando un poco en lo que ha sucedido en estos cuatro años, debo reconocer que han cambiado muchas cosas. Sin duda nos hubiera gustado a todos, a mí y a los que estamos metidos en esta empresa, que las cosas fueran más rápido, pero todo tiene su tiempo; solamente te diré que recientemente se ha descubierto que el Fundador de otra institución llevaba una doble vida, con descendencia hasta ahora desconocida, además de otras prácticas moralmente rechazables, todo ello sobradamente probado, y sin embargo no se ha tomado hasta ahora ninguna medida ni ordinaria ni extraordinaria ni con la institución ni con aquellos que sin duda conocían la existencia de estos hechos; esto te lo digo para que veas que lo "nuestro" sin ninguna duda irá para largo. En todo caso, como te decía, han sucedido muchas cosas buenas. Te hago un breve resumen de las que se me ocurren así de pronto...
1.- En primer lugar tengo la certeza de que la Iglesia ha intervenido sobre la Obra, y sigue interviniendo. No conozco los detalles de esa intervención, pero como te digo, me consta que la ha habido, entre otras cosas porque han llegado infinidad de notas y escritos de la delegación diciendo lo contrario de lo que se venía haciendo hasta ahora en la dirección espiritual, y eso sí, con la coletilla habitual de: "como siempre se ha hecho", "como ya nuestro Padre...".
2.- Me consta con certeza que la Obra ha perdido fuelle en muchos ámbitos eclesiásticos, y que ahora se les ve mucho más el plumero y hay mucho recelo hacia ella. En esto has tenido tú mucho que ver, pues el modo en que te han tratado y la difusión que tu relato ha tenido, ha hecho mella en muchas almas buenas. No creas que han cejado en su comportamiento, pues después de tí, han seguido tratando igual, o parecido, a otros, eso sí, con mucha menos publicidad para que no se difunda. Pero individualmente muchas personas han acudido a Roma y al final han recibido, que yo sepa, más de 200 denuncias.
3.- En este sentido –no lo creerás– ha aparecido una película sobre la Obra –los personajes y el argumento se referían íntegramente a ella– en la que se denunciaba el comportamiento de sus miembros, y ha recibido varios premios Goya; esto ha hecho que se haya difundido mucho, y aunque hay gente que se ha quedado en la superficie del problema, en general ha impactado mucho: que conste, que no se me va de la cabeza la idea de que algún día se pudiera hacer una película sobre los últimos meses de tu vida, pues además de muy impactante, sería un caso real sin resquicio para la elucubración.
4.- Cada vez hay más gente de la Obra que se da cuenta de dónde está y se va. Como tú y yo pudimos comprobar, no es fácil darse cuenta de todo, por lo menos en los primeros años de pertenencia a la Obra. Si te das cuenta, no es fácil asimilar que ese comportamiento erroneo es grave y no una simple práctica opcional. Y si te das cuenta de todo esto, tampoco es fácil tomar la decisión de irte, como hicimos tú, yo y muchos otros antes y después de nosotros –cada vez más– porque en ese momento, generalmente ya se tiene unos años y no siempre tienes a alguien que pueda acogerte y ayudarte, y nunca se tienen medios materiales para salir adelante por sí mismo. Ésto es lo que hace que muchos se resignen y continúen con la esperanza de que algún día la Santa Sede intervendrá y cambiará las cosas, pero al paso que van, ellos ya no lo verán.
Precisamente para esto, y para que todo vaya más rápido, necesitamos tu ayuda. Sin duda habrá quien desee la completa desaparición de la Obra por todo el daño que ha hecho; otros desean una profunda reforma, casi una refundación, ya que esos errores graves que denunciamos, están ya desde la fundación; otros quizá pidan solamente una reforma de las prácticas abusivas en la dirección espiritual y que pongan a la Obra en su sitio, es decir, nada de estructura jerárquica, sino instituto de vida consagrada eliminando las prácticas abusivas que tienen de vivir la pobreza, la obediencia y el control de las conciencias.
En este cuarto aniversario de tu marcha a la Casa del Padre, te pido que no nos olvides, que intercedas ante Dios para que cuanto antes y del modo que crea más conveniente, ponga fin a tanta injusticia y a tanto sufrimiento como se está infligiendo a tantas almas –muchas de ellas todavía ignorantes del daño que sufrirán– y que se preserve la salud espiritual de muchas otras que gracias a estas posibles intervenciones humanas, nunca llegarán a conocer "esta Obra".
Hasta siempre, Libero
sábado, 12 de febrero de 2011
