Sobre el curso de la Universidad de Navarra y la situación de la mujer.- Ramón
Fecha Wednesday, 09 February 2011
Tema 900. Sin clasificar


Hola amigos,

 

Comentaba Mariki (miércoles 26-01-11) acerca de un curso sobre ideología de género a celebrar en la Universidad de Navarra, y la posible incongruencia que supone. Yo creo que no hay tal.

 

No soy experto en este tema, pero sí que sé, por las manifestaciones de la Conferencia Episcopal, que la iglesia católica en general y el Opus en particular la han tomado contra la "ideología" de género.

 

Esto no es un tema baladí, a pesar de lo que algunos puedan pensar: afecta a nada menos que la mitad de la población mundial. El meter la pata con la situación de la mujer en la sociedad puede llevar a un divorcio de ésta con la Iglesia como sucedió con las masas obreras (de hecho está en marcha). Y teniendo en cuenta que la religión con frecuencia se mama, uno supondría que andarán con pies de plomo...



El desarrollo teórico y práctico sobre el concepto de género es relativamente reciente, pero muy vigoroso. Lo que dice el concepto de género(entre otras cosas, y sin que yo sea un entendido ni mucho menos) es que el papel social de la mujer, en todas sus facetas, se ha definido en función de su sexo, desde fuera, y con frecuencia limitando el desarrollo personal de las mujeres en la sociedad.

 

Con frecuencia, es la mujer la encargada de desarrollar los roles identitarios del grupo, y sufre por ello. Por poner un ejemplo claro: el honor de la familia lo condensa la mujer. Así, una mujer que manche ese honor, por adulterio, por casarse con quien no debe, por conducta ligera moral, puede ser castigada, con frecuencia con la muerte. El código penal español, hasta hace bien poco, permitía matar a la esposa encontrada en adulterio. No así al marido. Ese rol no se asigna al hombre, quien actúa como juez y parte. Por otra parte, el cuerpo de la mujer (guapa, delgada, minifaldera) sigue sirviendo como reclamo publicitario en el salón del automóvil o en la última página del AS. Parece que el cuerpo del hombre no sirve para estos menesteres.

 

Para variar, la postura oficial de la Iglesia, y en particular los sectores más conservadores como el Opus, es manifestarse en contra de cualquier manifestación sobre el problema del género, no hay más que ver el título del congreso: el elegir el término "Ideología de Género" ya lo convierte, en algo no científico, sino ideológico, en particular con el descrédito que acumula hoy día toda ideología que se salga del consenso conservador prevalente. Y miremos el programa del congreso, para ver de qué van algunas ponencias.

 

En el Opus tenemos un claro caso de condicionamiento por género que se manifiesta en secciones separadas, con distinto peso a la hora de ejercer la dirección y liderazgo, mujeres sirvientes, separación por sexos en las actividades, y un discurso patriarcal y machista que se condensa en una sola frase "no hace falta que sean sabias, basta con que sean discretas". Este discurso atraviesa todas las actividades formativas y de todo tipo del Opus: estudios de "ciencias del hogar" (para mujeres, siempre), escuelas para chicas orientadas al servicio doméstico o tareas supuestamente femeninas como la cocina, restricciones en el vestir de las mujeres miembros, una revista de moda femenina, etc. Otro dato importante es la caracterización de la mujer como reproductora, centrada en la reposición de miembros de la Obra.

 

Evidentemente, el discurso de género no le sienta nada bien a esta organización de laicos, pero que preside un cura, de laicos, donde éstos se separan como no se separan en la Eucaristía, que piensa que el lugar "preferente" de la mujer en el centro del hogar.

 

El problema aún mayor, a mi juicio, es que este rechazo del discurso de género existe en las estructuras eclesiales y jerárquicas. Confunden análisis de género con feminismo, como si este fuera malo per se, y éste con aborto, como si el feminismo se redujera a eso. Mal vamos cuando la Iglesia sigue sólo rechazando todo lo que se menea en el panorama intelectual, basándose en prejuicios tan ideológicos como los que condena. Y esto sí que es grave, porque ¿cómo diablos se van a sentir identificadas con la Iglesia las mujeres de hoy día, que son dueñas de sus destinos, para quienes la igualdad con el varón es un derecho, o una realidad, y no un deseo? A cambio de nada, encima.

 

Que Dios os guarde.

 

Ramón







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