PEQUEÑOS RECUERDOS DE GRANDES ERRORES (7)

“VOCACIONES Y MILLONES”

El título del artículo, engaña.

No pretendo hacer una crítica de los intereses primordiales de la institución, pues la frase no es mía, sino de ellos mismos.

Acude a mi memoria el recuerdo de esta famosa frase de moda, eslogan de éxito aplaudido por los directores y cacareado hasta la saciedad en los medios de formación. Vocaciones y millones. Eso era lo que debía ocupar el primer plano en nuestra vida, por lo único que en definitiva valía la pena rezar, y las únicas preocupaciones que se nos permitían tener...

Y si nuestros pensamientos eran otros distintos, había un desorden que corregir, señal cierta de que andábamos enredados con problemas personales que nos apartaban de los intereses de la institución y serían causa clara de tristeza y descontento.

No obstante, recuerdo con especial cariño a la persona que ingenió y abanderó esta genial frase. Ella supo rectificar y huir de la institución a tiempo, librándose así de lo que inevitablemente hubiera acabado en la consulta del psiquiatra, con probabilidades de electroshock.

En su ingenuidad, fue capaz, sin malicia, de proclamar al desnudo los verdaderos intereses de la institución. Oyó cómo su voz retumbaba y con el eco se extendía ya sin control, y probablemente fue entonces cuando cayó en la cuenta del esperpéntico panorama que había provocado.

Porque si el interés en primera línea de vocaciones y millones era señal clara de buen espíritu, ¿a qué lugar, en el orden de intereses, debíamos relegar la caridad, la familia, la amistad, el trabajo profesional que se suponía debía ser medio de santificación, etc.?

Querida E: hiciste daño, sí, pero no eres culpable. Cuando no se puede tener un pensamiento libre, ocurren estas cosas…

Un cariñoso saludo a todos, especialmente a las víctimas del fanatismo de la obra.

Fueraborda

FIN

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