He comprobado repetidamente que los opus soy muy malagradecidos, al parecer creen que tienen derecho y es oblación nuestra sufragar les los gastos y no dicen un gracias, tanto se les mete en la cabeza el pedir, que para las labores apostólicas y demás cuentos y eso del apostolado de no dar, que creo terminan haciendo así a la gente así, comodona y he visto gente mezquina en esto, que es una pena, además todo es justificable, en pro de la familia numerosa y pobre... ¡vaya cuentazoo!
Cuando me tocó vivir en un país en desarrollo, los donativos conseguidos supuestamente para "la labor con los pobres", se comían en los centros, no porque faltaran recursos, sino porque así convenía, si algo llegó a esos pobres fue lo que los centros desecharon.
Así que Costanza, que no te extrañe los curitas así, los hay peores, ya Dionisio nos contaba de don Traca. He visto enfrentamientos entre curas y directoras, cada cual intentando imponer su "distinción de autoridad", mientras que la directora gritaba "¡hay algunos que no sé por qué los ordenan!". Había otro curita que el confesionario se quejaba con todas las del centro sobre que la directora no le quería hacer caso a sus pedidos.
¡¡Hay cada singularidad!!, si bien respeto muchísimo su investidura sagrada, hay cada ejemplar como variopintos son los seres humanos. Había uno que además se creía especial por haber conocido al fundador; las mayores casi lo tenían por santo, siempre tenía lo último en tecnología, hablaba de grandes libros y recopilaciones que "trabajaba" del fundador, pero luego, como estaba en una obra corporativa, lo mandaba hacer todo al personal de allí y él se llevaba las glorias.
En el trato con la gente, en este curita todo dependía de tu nivel social, si tu familia no tenía muchos recurso que dar a la obra, no importaba lo que fuera, numeraria, supernumeraria, etc., el patrón era el mismo. Por ejemplo, cuando te confesabas de haber distraído rezando el Santo Rosario, gritaba y te condenaba al infierno y demás... ¡ja! y después en las meditaciones hablaba de no tener conciencias escrupulosas... ¡Ah! pero si tu familia era acomodada, nunca gritaba, te decía que el centro era tu casa, que podrías entrar a la dispensa y comerte un dulcecito y no pasaba nada, con tal que luego lo digas a la directora, no importaba si faltabas a la templanza porque tenias unos kilos de más.
No sé si creen que las mujeres somos una especie de seres no pensantes que no nos daríamos cuenta de sus tretas. Por lo que he podido conversar con otras personas, y el Internet es una maravilla para eso, lleva bajo sus espaldas varias deserciones incluida la mía. Nadie me escandalizó tanto como él. Si lee esta web, que lo sepa, porque se reconocerá fácilmente.
¡Hay cada ejemplar! Como decíamos entre nosotras "hay sacerdotes que nos hacen amar el sacramento de la confesión", porque si no es por amor a Dios, jamás se te ocurrirá entrar a semejante tortura. Vivía con una de origen eslavo, que era muy reservada, pero el día de confesión me decía: ¿Por qué, fulanita? ¿Por qué hay sacerdotes así?
Había otro que llegaba a casa de los supernumerarios "amigos", y hacía todo lo que no podía hacer en su centro, desde destapar las ollas para ver qué se estaba preparando y ¿por qué no tomarse un bocadito?... Y después dicen que en los centros se respira gran ambiente de familia.
Constanza tienen suerte tú y tu familia, solo les tocó un comodón. Pero mejor guardar distancia, como hay de todo en la Viña del Señor, mejor si frecuentan al párroco o a otro buen sacerdote diocesano sobre todo si es de otro país, pues está lejos de los suyos y aunque pueden estar muy ocupados con su ministerio pasan verdadera soledad. Con ellos sí se puede ser muy generosos, solo allí he visto verdadera preocupación por los pobres.
¡Saludos a todos!
EsperanzaRO
