¿Agradecérselo a quien ha infligido la cuchillada?.- Frida
Fecha Tuesday, 25 May 2004
Tema 040. Después de marcharse


Estimado Zuri,

como Flavia, yo también pienso que el problema de la obra es estructural y que no se deben confundir los planos: el de la experiencia en si con el del análisis personal. Si no se hace así, se corre el riesgo de echar a nosotros mismos la basura para salvar la unión con la institución. Es verdad que en la obra estuvieron - y están - personas maravillosas (he conocido muchas de ello). Pero también es verdad que estas mismas personas pueden volverse monstruos en el momento en que entre tú y el "espíritu de la obra", eligen el espíritu de la obra. Para poner un ejemplo concreto, ¿te parece normal que una persona se la reenvíe a su casa, tirándola sola en un tren, en lugar de llamar a sus padres para que la vengan a buscar? ¿Qué hay que recuperar en este caso? Objetivamente, nada.

Sobre el plano personal, en cambio, estas experiencias -y cada uno de nosotros ha tenido las propias- sirven, porque nos volvemos más atentos y sensibles al dolor ajeno. En sustancia, más ricos. En este sentido, estoy de acuerdo contigo sobre el hecho que el pasado debe ser valorizado y no echado en la basura. Las heridas, cuidadas y cicatrizáis, pueden volver a una persona hasta más bonita. Pero si eso ocurre, ¿hace falta agradecérselo a quien ha infligido la cuchillada diciendo que, sumándolo todo, al final no ha hecho mal? ¿Hace falta justificar por qué no ha actuado con maldad?

También estoy de acuerdo cuando escribes que el rencor envenena a quien lo prueba. El punto está en que el rencor es una rabia que no encuentra desahogo. Un río que se convierte en estanque. Por tanto la rabia tiene que echarse fuera, no quedarse dentro: es un sentimiento legítimo, cuando se padece un daño. Lo importante es encauzarla, hacerla productiva y no autodestructiva. Hablar, contar lo que se ha vivido y enfrentarse con otros que han pasado las mismas cosas, puede ayudar justo a no anidar rencores inútiles y dañinos para nuestra salud.

No me hiere por lo tanto que alguien me diga que soy una resentida. Quizás sea verdad pero, gracias a Dios, sé que se trata de una situación transitoria que me permito precisamente porque - como tú - quiero mirar adelante y vivir mi vida en paz conmigo misma y con los demás.

Un saludo cariñoso, Frida


(En italiano...)

Caro Zuri,

come Flavia, anch'io penso che il problema dell'Opera sia strutturale e che non vadano confusi i piani: quello dell'esperienza in sè con quello dell'analisi personale. Così facendo, si corre il rischio di buttare se stessi nell'immondizia per salvare il legame con l'istituzione. E' vero che nell'Opera c'erano - e ci sono - persone meravigliose (ne ho conosciute tante). Ma è anche vero che queste stesse persone possono diventare dei mostri nel momento in cui tra te e lo "spirito dell'Opera" scelgono lo spirito dell'Opera. Per fare un esempio concreto, ti sembra normale che si rispedisca una persona a casa, sbattendola su un treno da sola, invece di chiamare i suoi genitori perché se la vengano a prendere? Cosa c'è da recuperare in questo caso? Oggettivamente, nulla.

Sul piano personale, invece, esperienze del genere - e ognuno di noi ha avuto le proprie - servono, perché si diventa più attenti e sensibili al dolore altrui. In sostanza, più ricchi. In questo senso, sono d'accordo con te sul fatto che il passato va valorizzato e non gettato nella spazzatura. Le ferite, curate e cicatrizzate, possono rendere una persona addirittura più bella. Ma se ciò avviene, bisogna forse ringraziare chi ha inflitto la coltellata dicendo che, tutto sommato, non ha fatto poi così male? Bisogna giustificarlo perché non ha agito con cattiveria?

Sono d'accordo anche quando scrivi che il rancore avvelena chi lo prova. Il punto è che il rancore è una rabbia che non trova sfogo. Un fiume che diventa stagno. Perciò la rabbia fa sfogata, non soffocata: è un sentimento legittimo, quando si subisce un danno. L'importante è incanalarla, renderla produttiva e non autodistruttiva. Parlare, raccontare ciò che si è vissuto e confrontarsi con altri che hanno passato le stesse cose, può aiutare proprio a non covare rancori inutili e dannosi per la nostra salute.

Non mi ferisce quindi chi dice che sono una "risentita". Forse è vero ma, grazie a Dio, so che si tratta di una situazione transitoria che mi consento proprio perché - come te - voglio guardare avanti e vivere la mia vita in pace con me stessa e con gli altri.

Un saluto affettuoso, Frida






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