Es sólo una leyenda negra, pero se dice que cuando en España se publicaba un libro “contrario” al opusdei, éste, a través de alguien interpuesto, adquiría los ejemplares que podía –por definición, solían ser obras de escasa circulación– y los hacía desaparecer. Recuerdo alguna vez estando en una librería con otro numerario cómo éste hacía desaparecer, medio en serio medio en broma, alguno de estos títulos empujándolos para que se cayeran detrás de la estantería o, simplemente, quedaran deslocalizados por si a alguien se le ocurría buscarlos en su sitio.

Con la aparición de las nuevas tecnologías y la digitalización, ese celo con regusto a hoguera inquisitorial es más difícil de llevar a la práctica, y los libros incómodos ya no pueden hacerse desaparecer tan fácilmente.

Es por ello que hay que refinar los métodos para desacreditar según qué libros que no gustan y que pueden llegar a escocer porque igual revelan verdades importantes. Y eso es precisamente lo que me ha venido a la cabeza cuando he leído la “recensión” hecha por Herzegovino del libro de Ramón Rosal Cortés, “Naufragio y rescate de un proyecto vital. Testimonio de un ex cura-del-Opus Dei”. Sólo faltaba, Herzegovino, que nos apuntaras la calificación para saber “si lo podemos leer o no” o nos recetaras un buen antídoto.

Os recomiendo que leáis despacio y a fondo el artículo, también entre líneas, y compartáis si queréis aquí vuestra opinión.

Y por cierto: como ese Herzegovino no es, ni de lejos, miembro de esa prelatura, imagino que no tendrá problema en hacer constar aquí su nombre y apellido, como hago yo. Desde aquí le arrojo el guante digital.

Saludos a todos,

Toni Tobella (numerario 1973-1996)

atobella@ilimit.cat

Barcelona