Aristocracia y bajas en las filas del Opus Dei ¿Causas del debacle?.- Nicanor
Fecha Monday, 17 January 2011
Tema 100. Aspectos sociológicos


Aristocracia y bajas en las filas del Opus Dei ¿Causas del debacle?

Nicanor, 17 de enero de 2011

 

 

En relación al escrito de Pimpinela Escarlata “Recuerdos de hace muchos años” me vienen, valga la redundancia, recuerdos.

 

El primero tiene relación a eso que llama pertenencia a la aristocracia. Por lo menos acá en Perú no hay títulos nobiliarios pero sí apellidos de abolengo. Me parece que la práctica del llamado “apostolado de la aristocracia intelectual” de Escrivá no distinguía uno de otro. Acá el primer recuerdo, en una Convivencia de Consejos Locales al comentario de C (de apellido): “Hay que admitirlo, en este país con un sector medio bajo muy amplio hay que dirigir la acción apostólica al primer segmento porque es allí donde está la aristocracia de la inteligencia”, vale decir que no hay “seres pensantes” en la sociedad de clases inferiores. Asunto con el cual no estuve de acuerdo porque no se ajustaba a mi perfil, así de simple. De su comentario he de decir que, de sus tres hermanos, dos pitaron y los dos se quitaron (con rima). Inclusive, lo encontré apesadumbrado porque una de sus primas era una “vedette” que aparecía en portadas de revistas para mayores de edad y… por favor no comentase de su parentesco...



La segunda la protagonizaría yo mismo, cuando en otra de esas convivencias, propuse: “como método de asegurarse que los futuros numerarios provengan de familias bien constituidas, en las visitas que se realicen a sus respectivos domicilios antes de proponerles pitar, nos fijemos en las fotografías que colgasen en los muros, específicamente relacionadas con el matrimonio de los padres” ¡Vaya curiosidad porque en mi casa paterna no había ninguna! Supongo que, por motivos de mi fructífero apostolado calibraron que debía ser numerario en vez de agregado.

 

La tercera provendría de uno de los tantos Directores que he tenido. Su voz de gozo y relajo al mencionar nuestra pertenencia al Opus Dei “¡Vaya si lo tenemos todo!, aprecio, prestigio, estatus!... Pensar marcharse es una locura”. Gracias a Dios me volví loco.

 

Sí, mientras era del Opus me sentía en un confort propio del halo que se había formado alrededor de esta Institución. Cuando iba a casa de chicos pitables y me entrevistaba con sus padres, era un verdadero placer escuchar de ellos: “¿Tú eres del Opus? Entonces eres un chico especialmente dotado porque son muy selectivos” o “¡Vaya desperdicio para las chicas!” sin tener el porte de Brad Pitt. El ensueño de uno mismo frente a los demás de estar por encima de los pobres y pecadores… ¡Ah, qué porras para la autoestima! En este sentido reclamaba una madre de un colegio de la Obra: “¡Qué pena que estén dejando entrar a cualquiera, al inicio éramos sólo las familias importantes y ahora… mira!”. Sí, las mangas se habían abierto y no era para dar cabida a los “pobres de espíritu” sino porque la situación económica del Perú iba creciendo de modo tal que “la reina de la Papa” ya tenía suficiente “cash” para pagar el ingreso y las mensualidades del hijo mientras que el aporte de las familias “nice” no daban para cubrir los gastos.

 

Tal era el estatus que marcaba ser numerario que hasta mi propio hermano me apodaba “Jean-Luc Picard”, personaje de la famosa serie Star Trek, hombre sabio y autocontrol al máximo, casi un Vulcano o un caballero Jedi.

 

De los relajos posteriores a los que se refiere Pimpinela, siempre los he visto, hasta en los caballeritos de abolengo a los que se les hacía la misma corrección fraterna que los de no abolengo: “no te metas el dedo en la nariz”, “no hacer ruido al sorber la sopa” o “jalar el inodoro después de usarlo”. Probablemente en España sea distinto pero, por las referencias de conocidos por allá, es lo mismo. Los de arriba y los de abajo, arrastramos malos hábitos. Personalmente he trabajado con ambos bandos y me identificaba y me identifico más con los “de abajo” a pesar de los reproches de “apuntar más arriba” en mis horizontes apostólicos. Tanto que se me asignó la misión de buscar el Colegio donde estudiaban los hijos del ex presidente Alberto Fujimori para llevarlos por un Centro. Obviamente los chicos estaban resguardados por Arnold Schwarzenegger, Bruce Willis y Rambo.

 

¡Qué dichosos años de sentirse más que los demás! ¿No?

 

Nicanor

Nicanor.wong@gmail.com







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