Estoy totalmente de acuerdo con Enmendatio sobre el colegio de Algeciras.
El colegio de Puertoblanco de Algeciras, como todos los de la sociedad Attendis, y otras sociedades que encubren que es el Opus Dei quien en realidad gobierna esos colegios, están diseñados única y exclusivamente como semillero de vocaciones.
El Opus Dei designa de entre sus filas a los que deben sacarlo adelante, quedando ellos libres de cualquier responsabilidad empresarial, y dedicándose exclusivamente a su único interés: pescar.
También designa a los numerarios y agregados que formarán parte del profesorado.
El colegio Puertoblanco nació gracias a la respuesta generosa y audaz de un grupo de cooperadores que siguieron las directrices e instrucciones de sus directores en el Opus Dei.
La puesta en marcha de estos colegios, forzó que se abrieran los centros de la Obra en esa ciudad, tanto de hombres como de mujeres, pues era la forma de dirigir la labor apostólica de los colegios para conseguir vocaciones.
Con ese motivo, el opus dei comenzó su labor estable en esa ciudad. Toda la labor apostólica del centro, estaba en función de los colegios, (de hecho, no había ninguna numeraria que tuviera otro tipo de trabajo), y las directoras del centro se servían de la información que les pasaban desde el colegio para erigirse en directoras de almas de las alumnas.
De esa manera, en los primeros meses de funcionamiento del colegio, pitaron (se hicieron de la obra), un buen puñado de adolescentes, a las que se les habló de su vocación sin el menor discernimiento ni criterio de selección.
Todas ellas abandonaron la obra en los meses o años posteriores. (Quizá una sola, M. ¿perseveró?)
Pero el daño, ya estaba hecho.
Debo añadir, por honestidad, que doy fe de la calidad humana de aquel profesorado de los primeros años. Efectivamente, no en todas ellas se daba una buena cualificación profesional, pero sí aseguro su honradez y honestidad.
Pero como siempre en la obra, estaban manipuladas. Cumplían órdenes de las directoras inmediatas, no tenían otro remedio más que esforzarse por conseguir el elevado número de vocaciones que les imponían desde arriba, y no se les puede culpar de amordazar su conciencia, pues como en todo procedimiento sectario, la tienen cauterizada.
Si queréis que vuestros hijos se formen en un ambiente sano, libre y honrado, alejarlos de estos colegios. Si los tenéis dentro, sacadlos: han corrido ya demasiadas lágrimas.
D. Emilio Dáneo, director espiritual de estos colegios, desde el cielo sabe que todo lo que digo es cierto.
Un cariñoso saludo a todos, especialmente a Alicia y a todas las víctimas de los colegios cuya dirección espiritual está encomendada al opus dei. ¡Que Dios os libre!
Fueraborda
