De todo un poco.- Maura
Fecha Monday, 10 January 2011
Tema 010. Testimonios


Hola:

 

Escribo por varias cosas y me sirven para justificar mi posterior petición, si es posible. Yo sé que la seguridad para ustedes es muy importante y no se cómo hacer para que ustedes puedan creer que yo simplemente soy una más de ustedes. Por tanto les cuento con mi nombre verdadero mi historia y el objetivo de este mail.

 

Mi nombre es […], tengo 31 años y soy antropóloga. Soy Guatemalteca y de una tendencia política no muy querida por los señores del popus Klan, como le llamaba mi bisabuelita. Actualmente estoy estudiando fuera de Guatemala.

 

Yo estudié durante 7 duros años en uno de los colegios del Opus Dei en Guatemala. En ese entonces no existían más que 1 para mujeres, 1 para hombres y 2 que eran para preescolar. EL Roble, el Campoalegre (mis mismas hermanas le decían campocucarachas), La Villa Y las Charcas. De esos 7 años, perdí 2 por inadaptación al mismo...



Digo duros, porque de verdad fueron una tortura para mí. ¿Por qué estuve metida allí, ó por qué me metieron? mi padre siempre baja la cabeza y no me responde o me da una respuesta esquiva. Fuí la única de las 3 hermanas que estuvo allí, más todas mis primas y todos mis primos de parte paterna, estaban allí. Mi padre es ateo, mi madre cristiana (su formación es el catolicismo) sin necesidad de adscripción a una iglesia, detesta las misas, los padres, los cultos y los pastores evangélicos. Va a misa cada casamiento, bautizo, primera comunión o muerte de familiar. Actualmente yo no tengo tendencias a creer en lo mágico religioso y creo que nunca lo tuve.

 

En mi casa, mi madre nunca nos enseñó a creer que por el dinero, valíamos más y volvernos vanidosos por esto. Nosotros éramos una familia que vivía con comodidades. No con lujos, pero si con comodidades. Muchas de las niñas que allí estudiaban lo eran y otras tantas que tenían muchísimo más dinero. No puedo decir que todas las compañeras fueran fatales, hay unas que otras que tenían mucha calidad humana y la siguen teniendo. Sin embargo, el paso por este colegio, si me dejó aires de grandeza (que posteriormente en un colegio mixto me lo bajaran de un cuentazo), que viéndolo al tiempo me arrepiento muchísimo, aunque pienso que era una forma de resistir en el medio tan hostil.

 

Mi hermana no fué aceptada porque venía de un colegio en dónde le ayudaron a superar su dislexia de una forma fabulosa..., siendo sus maestras y amigas, haciéndole su aprendizaje una fortuna al hacerlo de forma lúdica. Ella entraría a 1 de secundaria (7mo grado), entró a un colegio siempre católico Asuncionista, en donde tanto ella como mi hermanita, recibieron una educación envidiable. Con mi hermanita nunca hicieron el intento de meterla allí. A diferencia de ellas dos, yo tuve la desdicha de haber sido aceptada en ese colegio, al mismo tiempo creo que tuve la fortuna, porque eso me sirvió mucho para fortalecerme, sin que eso sea una forma de eximir las responsabilidades de ellos sobre mi salud mental. A mí me tocó una educación militaresca, gris e incluso puedo decir de pobre calidad.

 

Yo soy una persona morena, en ese momento tímida y que no demostraba tener cantidades industriales de dinero. Mis primas, en el colegio, parecían que no querían reconocer su parentesco conmigo y a ellas sí les interesaba demostrar su poder adquisitivo. Digo lo de morena, porque en Guatemala hay un culto a la blancura de piel increíble y el ámbito social de las niñas asistentes a ese centro educativo lo reforzaba muchísimo. Tanto que tenía una compañera de apellido alemán, que era muy morena y sus papás le compraban miles de tratamientos para blanquear la piel (mucho antes que Michael Jakcson se blanqueara). Todo eso hizo que yo no fuera una persona muy popular y apreciada por las compañeras. Tengo la fortuna que encontré una inseparable amiga, con la que aún me reúno de vez en cuando y que me ayudó a sobrellevar la carga de estudiar con todo esto encima.

 

Estar allí era como llevar una doble vida. En mi casa era una cosa, se pensaba y se decían ciertas cosas. En el colegio, simplemente no hablaba, para no tener problemas, y si decían salten, yo saltaba, si decían hínquense, yo me hincaba; aunque por dentro yo me resistía. Puedo seguirme quejando y haciendo catarsis, pero en realidad no es el objetivo final de este mail. Lo que sí he de decir, es que me dejaron muy mal psicológicamente y eso afectó mucho de mi vida de adolescente y adulta, mi incapacidad por mucho tiempo de convivir con el sexo masculino y una autoestima por los suelos. Cosas que fuí superando gracias a que recurrí a espacios alternativos y diferentes en los que me fuí involucrando y los que me enorgullezco de haber pertenecido.

 

Si algo me dejó mi estancia en el opus dei, fue la capacidad de ser muy crítica, a veces demasiado, ya que el llevar dos vidas, me puso a reflexionar mucho y cuestión que sigo teniendo. No digo que fué el Opus quien me dejara esta buena enseñanza, pero si mi dura experiencia por mi paso por esos lados, al que puedo sacarle provecho de esa forma. Me encanta ser una mujer que adora el disfrutar mi sexualidad, mi libertad, mi constante cuestionar, el no tener hijos, el tener una carrera y por supuesto ejercerla y que mis primas no pueden: pues fueron formadas en una base de "la buena mujer". Aquella que calla, que se deja oprimir y que no sirve nada más que para administrar la casa, ser la jefa de las empleadas domésticas (porque buscaron específicamente a un hombre que les diera todas las comodidades económicas) y ser una máquina reproductora.

 

Yo estudié antropología en la universidad pública (los del Opus rechazan como puedan esta universidad) y desde allí tuve la inquietud de tratar el tema del Opus Dei y la forma de transmitir la educación sexual a mujeres. Cuando anuncié que iba a hacer esto de tesis, mi madre temblaba y me rogaba que no lo hiciera, que eran demasiado poderosos y que me podían hacer trizas en un ratito, que aún no tenía mi nombre posicionado y que escogiera otra cosa. Posiblemente si necesitaba un momento de catarsis, pero me alegra no haberla hecho en ese momento, porque no hubiera sido un buen trabajo.

 

Desde mi licenciatura, he trabajado un poco sobre sexualidad, partería y otros temas relacionados. Ahora, estoy buscando entrar al doctorado y se me ha metido en la cabeza que quiero hacerlo sobre formas de enseñanza de la educación sexual y forma de introducción a un método anticonceptivo en mujeres. Creo que ahora tengo la madurez para tratar el tema del Opus Dei y me encantaría juntarlo con mi interés principal. MI gran problema, es que yo hace mucho corté lazos con el Opus, y mis primas no me darían ni una gota de información. Creo que trabajarlo con mujeres que hayan salido del Opus, es una buena forma de obtener información, pues tienen todo el conocimiento y la experiencia por dentro, pero el análisis muy bien formado.

 

Hasta dentro de unos meses aplico al doctorado. Aún estoy sacando mi maestría y sería una continuidad en la institución en donde estoy. La pregunta es ¿Será por esta vía posible, contactar a mujeres centroamericanas (no me da el presupuesto para más allá) que quieran ser entrevistadas y contar su historia? En los trabajos que realizo, siempre el anonimato es indispensable como protección de los mismos entrevistados. He pensado que si logro el objetivo, ustedes puedan ser un vínculo importante para encontrar bibliografía al respecto.

 

Pues no queda más que agradecer. Esta carta puede ser publicada, sin embargo, les pido que omitan mi nombre, por la seguridad sobre todo de mis padres. Todo lo demás puede ir íntegro.

 

Muchas Gracias

 

“Maura”

 

Nota de Agustina.- He sustituido el nombre real de quien envía este email por el de “Maura”. Quien desee ponerse en contacto con ella, que me escriba a oreja_de_guardia@opuslibros.org y le remitiré su correo.







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