Sobre la vida en conventos.- Pimpinela escarlata
Fecha Monday, 27 December 2010
Tema 010. Testimonios


Al hilo de lo dicho por AddictePorque en un convento sí pueden llegar a existir vidas como urnas, cerradas, acotadas, con todo programado, asegurado (aunque esto, hoy en día es cada vez más escaso)”.

 

A fecha de hoy, la vida en los conventos y monasterios, no se parece mucho a la vida que llevaban, en la época de su fundación, desde el siglo XII hasta comienzos del siglo XX. Aunque se mantienen sus Reglas y Constituciones, su vida es diferente.

 

Muchas monjas, sobre todo dominicas, y clarisas, además de ganarse la vida con sus dulces, lavanderías, plancha, bordados, encuadernaciones, (que también lo hacen monjas de otras ordenes religiosas); se encargan de la gestión de la VISA, sí la tarjeta VISA, la que se utiliza para pagar en los comercios, etc. Varias entidades bancarias, y podemos imaginarnos cuales pueden ser, no pongo nombres para no hacer propaganda, utilizan como empleados a estas monjas de clausura...



¿Dónde es el sitio más seguro para tener documentación bancaria? En el claustro de un convento o monasterio. La autoridad máxima es la abadesa, quien dice quien entra y quien no en su dominio que es el convento o monasterio. Si la abadesa no quiere, no entra nadie de fuera, ni siquiera el obispo, y menos autoridades civiles o militares, todo lo tienen que hacer a través del torno o en el locutorio, pero entrar dentro, no. Sólo pueden entrar los fontaneros, electricistas, carpinteros, jardineros, y los médicos. Los empleados de estos bancos, muy temprano por la mañana, antes de las 8,00, llevan pesadas maletas, llenas de papeles bancarios, para que las monjas comiencen su trabajo diario, a las 15,00 recogen las maletas llenas y ya trabajadas y traen otras para el turno de tarde y a las 20,00 las recogen y vuelta a empezar al día siguiente. Sólo los sábados y domingos descansan las monjas.

 

En dependencias muy interiores, hay diferentes turnos, cada ocho horas. Unas utilizan el ordenador, otras, los fax y teléfonos, otras hacen las tarjetas, otras catalogan el material por orden alfabético de pueblos, provincias, etc.

 

Las mayores, y me refiero a mayores de 90 años, meten documentación en sobres y ponen sellos. Todo el mundo trabaja. Tienen un buen sueldo y su Seguridad Social.

 

Son las empleadas más dóciles, más discretas, más trabajadoras. Interiormente están siempre rezando.

 

Ya salen desde hace años a la calle, a los diferentes especialistas médicos de la Seguridad Social o de una sociedad médica privada.

 

Recuerdo hace años, aproximadamente dieciocho años, que varias monjas de clausura de diferentes Ordenes, fueron atendidas gratuitamente por un gran médico, neurólogo, de un gran hospital, fallecido hace tres años, pues era un caballero católico.

 

También tienen más libertad, pueden salir de clausura para atender a sus familiares ancianos o enfermos. En este campo tienen más posibilidades que los de dentro de la Obra.

 

Y si nos fijamos en las religiosas, pertenecientes a diferentes Congregaciones, su libertad es máxima, mucho más que en la Obra. Se confiesan con el sacerdote que quieren, no hacen la charla o confidencia, no hablan con las superioras de su vida interior, hacen menos plan de vida que las de la Obra, hacen ejercicios espirituales ignacianos, de diez días, no hacen cursos anuales, no utilizan cilicio ni disciplinas, no se dedican a la caza y captura de nuevas vocaciones, son muy exigentes con las que quieren ser religiosas, les hacen estudios psicológicos nada más entrar en el noviciado para ver si son o no idóneas. Casi todas las religiosas en la actualidad, tienen mentalidad postconciliar.

 

En la actualidad, hay dos corrientes dentro de las religiosas, las preconciliares y las postconciliares.

 

Washington / Religión – La vida religiosa entre las mujeres está sufriendo cambios evolutivos enormes que sólo pueden describirse como un cataclismo. La visita apostólica vaticana a diversas congregaciones femeninas en EE.UU. y la reciente investigación de la Conferencia de Liderazgos de Mujeres Religiosas indican que Roma no está contenta con las llamadas monjas post Vaticano II que se visten con ropas seculares y han abandonado la vida comunitaria tradicional. Las estadísticas actuales muestran una tendencia. En 1965, había cerca de 180.000 religiosas y monjas de clausura en los Estados Unidos. De acuerdo con el Centro de Investigación Aplicada al Apostolado de la Universidad de Georgetown, en 2009 son un poco más de 59.000. Una constante caída en el número de religiosas, junto con el hecho que su promedio de edad es de 75 años, dan la señal que la vida religiosa en los Estados Unidos es una institución moribunda. No obstante, han surgido nuevas comunidades en las cuales las religiosas visten hábito y siguen un esquema diario de oración y servicio. Estas comunidades están atrayendo vocaciones jóvenes y vibrantes. En la superficie, ese pareciera ser el futuro de la vida religiosa” (Confesiones de una monja moderna Ilia Delio, O.S.F.)

Poco puedo añadir más a la vida actual de las monjas de clausura, de las religiosas de Congregaciones religiosas y de las que pertenecen a Institutos seculares. Su mundo es muy diferente al mundo de la Obra. Hay más control en la Obra y el índice de perseverancia en el mundo religioso es mayor.

Hasta pronto.

Pimpinela escarlata







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