Pues eso, que estamos en navidad y a mí también me entra un "yuyu" cuando pienso que pasé veintitantas navidades dentro.

La primera navidad que pasé en un centro (en el centro de estudios) conseguí que mi padre dejara de hablarme, dejara de enviarme dinero e incluso que me desheredara. Esto duró varios meses, luego se le fue pasando poco a poco. Yo me sentía muy mal pero por dentro feliz de estar haciendo "lo que Dios quería de mí en ese momento". Luego pasa el tiempo y piensas cómo es posible que Dios me pida que mi padre no me hable... Algo estaríamos haciendo mal, digo yo.

Con el tiempo, ellos ya estaban acostumbrados a que no iba en esas fiestas. Lo peor era el 31 de diciembre, que siempre me llamaban a las 12 y un minuto para felicitrame el año nuevo y nunca podía ponerme porque estaba empezando la Misa (vamos, lo normal en cualquier familia, que justo a las 12 del día 31 de diciembre no estén enganchados a la tele viendo las doce campanadas y tomando las uvas: toma ya "vivir en medio del mundo").

Del día de Reyes prefiero no hablar porque era de coña. Los del consejo local y algún que otro enchufado tenían unos regalos alucinantes y bastante caros. El resto, más normalitos. Y efectivamente había que poner siempre buena cara, porque ése es el buen espíritu.

Yo tengo que reconocer que ni el 25 ni el 1 conseguí levantarme antes de la 1 del mediodía directo para el aperitivo, con las consiguientes correcciones fraternas. Pero es que no podía, eran "mis días" para levantarme tarde a pesar de que más de un año el director nos ponía la música a todo volumen para dar por saco.

Ahora, todo es más sencillo y más normal. Y eso que en mi familia seguimos cuidando mogollón la Navidad (todos muy trajeaditos, comida muy cuidada...). Pero mucho más natural. Si me he acostado tarde, pues me levanto tarde; que quiero echarme una siesta, pues me la echo; que tengo que salir a comprar regalos, pues salgo; que me apetece un chocolate con churros, pues me lo tomo...

No sé, me encuentro tan bien!!! Espero que los que estáis dentro aún, podáis disfrutar de verdad de la Navidad. Es difícil, pero vosotros también os merecéis unas navidades felices.

Feliz Navidad a todos y especialmente a Agustina por toda la labor que está haciendo con esta web. No es nada fácil y tienes una paciencia infinita con todos nosotros (con unos más que con otros, jejejeje).

Atodon