Carta a Ramón Rosal sobre el silencio de Panikkar.- Jacinto Choza
Fecha Monday, 20 December 2010
Tema 010. Testimonios


            Querido Ramón: he leído "Una interpretación personal sobre el silencio de Panikkar", de 17 de diciembre de 2010, y me parece bien. Quiero decir, es una interpretación plausible. Solamente me gustaría hacer una precisión con la que supongo estás de acuerdo de entrada, pero quiero escribirla para todos los de la web.

            Tu explicación la presentas porque “Carmen Charo y Ana Azanza– habéis manifestado vuestra protesta por el hecho de que Raimundo (así sigo llamándole yo) haya permanecido durante más de cuarenta años en silencio, respecto a actuaciones y praxis del Opus Dei, que habrían merecido alguna reflexión crítica por su parte. Su silencio ha podido ser percibido como una pasividad irresponsable, que resulta difícil de compaginar con una vivencia práctica de la solidaridad, o la lucha por la justicia social y la defensa de los derechos humanos”. Y añades “A mi juicio, la causa principal del silencio de Raimundo habrá sido su alma profundamente oriental, la profunda influencia sobre él de los Hinduismos y del Budismo”...



            Puede ser que sea así, pero creo que hay una explicación más sencilla sobre el silencio de Panikkar y tantos otros, y es que no todo el mundo tiene la sensibilidad ni el talante ético-político que tenéis Carmen Charo, Ana Azanza y tú mismo. Como tú durante mucho tiempo has tenido la misma sensibilidad y el mismo talante ético-político que ellas, te has sentido afectado por el reproche que le hacen a Raimundo, y has pensado que la mejor justificación de su silencio era el fatalismo budista.

            El silencio de Raimundo y de tantos otros puede ser percibido como una pasividad irresponsable y como una falta de solidaridad en la lucha por la justicia social y los derechos humanos, para las personas que perciben el daño primordialmente como un atentado contra la justicia (social o de otro tipo) o contra los derechos humanos, se sienten obligados a actuar en contra de ese daño, y además creen que todas las personas perciben y sienten los mismos impulsos ético-políticos. Pero me consta desde muchos puntos de vista que eso no es así.

            En primer lugar, conozco a no pocos exnumerarios y exnumerarias con una sensibilidad ética-política como la vuestra que no escriben en la web por motivos igualmente respetables que  los señalados por Carmen y Ana. Porque prefieren olvidarse de todo lo anterior por el dolor que les causa. Porque prefieren actuar en ayuda de los demás por otros procedimientos que no son escribir en la web opuslibros. Porque no tienen capacidad ni facilidad para escribir y escribir es una tarea que les supera. Porque no tienen ordenador ni acceso a él. Y puedo asegurarte que puedo poner nombres y apellidos y mostrar que la sensibilidad de ellos no es menor que la vuestra.

            Pero en segundo lugar, conozco a no pocos exnumerarios y exnumerarias que no tienen una sensibilidad como la vuestra, y escriben en la web por otros motivos diferentes. Entre ellos me cuento yo, desde luego, se cuentan muchos de los que escriben, y me atrevería a decir que la propia Agustina.

            Creo que la mayoría de las personas que escriben en la web lo hacen porque tienen una serie de problemas sobre los que se quieren aclarar, porque han vivido una serie de cosas que les resultan muy dolorosas y no acaban de comprender, y porque necesitan ayuda y pueden prestarla.

            Digo que ese es mi caso porque cuando yo empecé a escribir en la web a comienzos de 2005 lo único que me movió fue ayudar a los que entonces escribían pidiendo ayuda, y no me pasó por la cabeza nada relacionado con la justicia social y la solidaridad respecto a los derechos humanos. Y ni aún ahora se me pasa como algo que me mueva. Me sigue motivando más ayudar a los demás y dejar clara la verdad de las cosas, encontrar explicaciones que me y nos permitan comprender y comprendernos. Llegar a una cierta paz mediante la comprensión.

            Recuerdo que una de las primeras veces que hablé con Agustina me contó que ella puso en marcha la web porque, al ver la cantidad de gente que aclamaba a Escrivá en la ceremonia de canonización, sintió por dentro como una especie de impulso desde la pregunta - Bueno, pero, aquí, ¿no hay ningún sitio y no hay nadie que pueda hablar de la otra cara de la moneda, decir que eso no le parece bien, que no está de acuerdo? Y a partir de ese interrogante ya se fue fraguando la idea de la web y se fue materializando. Yo diría que esa motivación no es la solidaridad por la justicia social y los derechos humanos, sino más bien la sensibilidad democrática de una profesional de la comunicación por la libertad de expresión. Ese es uno de los derechos humanos, desde luego, pero la expresión “derechos humanos” es demasiado abstracta para tomarla como motivación clave.

            Desde el punto de vista político, la pretensión de que todo el mundo participe de manera intensa en todos los asuntos públicos se llama también republicanismo, y a los que lo pretenden de un modo muy radical se les denomina a veces jacobinos. A los que creen que no hace falta que todo el mundo participe en los asuntos políticos públicos se les llama también liberales. No sé si Carmen, Ana y tú aceptaríais esa denominación de republicanos, quizá sí, o incluso la de jacobinos, quizá no, porque quizá no os consideráis así de radicales. Si creo que la mayoría de los que participan en la web son completamente ajenos a que se les considere republicanos o liberales, y que tampoco aceptarían el calificativo de liberales por el hecho de que su motivación para escribir no sea la solidaridad en la lucha por la justicia social y los derechos humanos.

            Escribo esto, a propósito de Panikkar, de Antonio López, o de quien sea, porque no me parece bien juzgar ética y políticamente a la gente por escribir o no en la web, y por escribir sobre unas cosas y no sobre otras.

            La posibilidad de que la web fuera un instrumento para hacer justicia yo creo que se abrió a partir de 2007, cuando los juristas empezaron a escribir, cuando se sumaron intelectuales y profesionales de la justicia y del derecho, de gran capacidad y sensibilidad. Y también sus motivaciones me consta que son diferentes según los casos.

            Querido Ramón, me parece bien la interpretación que haces del silencio de Raimundo, y que remitas al libro de Alberto Moncada. Por lo demás, me sigue pareciendo también bien dejar a cada alma en su almario y no meternos a juzgar por qué han hecho o no han hecho una cosa u otra.

            Un montón de abrazos y hasta la próxima.

            Jacinto Choza







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