Querida Mediterráneo:
Te he leído como me pides, CON ATENCIÓN y lo que saco en claro es que tú hablas de papas (patatas) y yo de camotes (batatas) cada una hace su discurso al margen de la otra, aunque no soy consciente de estar al margen tuyo, lo que sucede es que te entiendo, capto tus palabras como expresadas ambiguamente.
Porque, vamos a ver, tú sí que supones que lo que has vivido estando “dentro” es lo que yo vivo actualmente y no, señorita (o señora). El espíritu del Opus Dei se enseñará de una determinada manera pero no lo aprendes igual que la vecina tuya numeraria. Hay quienes son muy pegados a la letra, hay los súper light, hay quienes son quisquillosos puntillosos y se pierden en los detalles descuidando lo esencial, los hay escrupulosos, hay… hay, para qué voy a seguir si cada cual somos tan distintos. Es mi punto de vista.
Gracias a Dios mis confesiones no responden a ninguno de tus ejemplos y MI Dios es un Dios amoroso, al que se le va la locura por mí. ¿Ves qué distinto cara Mediterráneo? No intentes meternos a todos en tu mismo saco, porque en mi caso te has equivocado de cabo a rabo y si dices que Ése es el dios que se predica ahí dentro yo te digo que es el que te predicaron a ti pero a mí no.
No me hagas decir lo que no he dicho. Sobre la supuesta inmadurez de quienes gobiernan mis palabras textuales se refieren a la mayoría (de las personas que gobiernan) mientras que tú te refieres a (Es decir,) ¿todos (los directores que tuvimos los que escribimos aquí estaban equivocados?)
Tú te asombras que yo pueda decir tales cosas. Pues para que veas una vez más que es posible que hayamos personas dentro de la Obra que estamos fuera de los parámetros con los que nos juzgas. Y en cuanto a que mis palabras te puedan enternecer (esto lo dices tú, no me lo he inventado, lo he leído bien, CON ATENCIÓN) me causa asombro que una peninsular que fue de la Obra (eres de España, ¿no?) pueda tener tales sentimientos de ternura, conozco muy pocos casos de ternura de españolas numerarias, uno de ellos eres tú.
Y para asombro esta vez tuyo, te diré que soy amiga de más de una ex y algún ex. Nuevamente salí de tus parámetros. Esto te recordará otra vez que no debes meternos en el mismo saco. Para mí quienes fueron mis hermanas, no han muerto, las tengo muy en cuenta. Hablo a título personal, corporativamente se vivirá otra cosa, me considero una persona singular, con decisiones propias y libertad de poder escoger a mis amigas y dedicarme a ellas y dejar que ellas se dediquen a mí. Nunca he vivido eso de que mis amigas lo son en función de la conveniencia para la labor de san Rafael o de San Gabriel. Aunque siempre he tratado de llevar amigas a las labores, no lo son en exclusiva, tengo muchísimas amigas que no pegarían ni con cola en una labor y son mis amigas de verdad, de esas con las que te identificas al máximo y con quienes te lo pasas muy bien y las quieres un horror y con las que haces lo imposible para que sean felices conociendo a Dios, (porque yo creo en la felicidad de quien vive cerca de Dios) respetando su libertad.
Y no soy de las que hablan así porque están a punto de irse. No, no, yo estoy bien anclada aquí y tengo los ojos bien abiertos y los oídos como antenas. Porque si no, cómo te explicas que te escriba aquí en Opuslibros.
En cuanto a tus últimos párrafos en los que el tema es la estrechez de miras, creo haberte respondido. Y otra vez el consejo: no nos eches a todos en el mismo saco.
¿Sabes?, me caes bien, me divierte conversar contigo, así es que dále nomás, que yo te responderé siempre que pueda y si lo creo conveniente.
Un abrazo
Calandria
