Hola, he estado leyendo varios mensajes en esta página Web y sólamente quisiera invitarlos a todos a que hagamos algo:

Denunciemos formalmente ante la autoridad eclesiástica pertinente todos estos hechos, para que la Iglesia pueda intervenir, investigar y reformar al Opus Dei, como lo ha hecho con otras instituciones de la Iglesia.

Me han impresionado muchísimo todos los testimonios que he encontrado aquí, sobre todo por que yo me identifico con muchos de ellos y podría yo mismo agregar otros tantos, sin embargo, el testimonio que más me ha impactado ha sido el de una persona que decía odiar al Opus Dei y también a la Iglesia Católica por encubrirlos... y me pregunto ¿Será que el Opus Dei tiene el aval del Papa Benedicto XVI para invitar a jóvenes de 14 años y medio  a pedir la admisión en el Opus Dei sin el consentimiento de sus padres, sino más bien aconsejando deliberadamente que no les digan nada? ¿Será que el Papa sabe el alto porcentaje aquí denunciado, de numerarios con problemas de ansiedad, depresión y otras dolencias psiquiátricas? ¿Será que el Papa cuenta con las cifras de numerarios que se salen y del sufrimiento y dolor que tienen que enfrentar después de su salida, expresado por muchos de ellos a través de esta misma página web?

Tenemos que pasar de ser unos "anti-opus" como nos llama cualquiera con quien tratamos de abordar estos temas, a ser unos auténticos cristianos preocupados por cosas que están pasando en el seno de la Iglesia y que queremos luchar por construir verdaderamente la comunidad cristiana que fundó Jesucristo.  Y ¿Cómo lograr esto? haciendo las cosas como se debe, formalmente, presentando las denuncias y dando seguimiento.

Pienso que es tiempo de tomar todo esto en serio y acudir a las autoridades eclesiales.  Desconozco cuanta gente lo ha hecho y qué resultados han tenido, pero los animo a todos a no darse por vencidos y a seguir luchando por el bien de la Iglesia y por el bien de tanta gente que a lo mejor engañada, está dentro del Opus Dei con un auténtico deseo de luchar por la santidad.

Ánimo a todos y les envío mis mejores deseos, mi corazón y mis oraciones para que ese dolor y esas penas que han hecho sufrir a tanta gente, se conviertan en una fuerza renovadora para el bien de la Iglesia.

Un gran abrazo

Alonso