Hace muchos años, en la década de los setenta, había numerarias que trabajaban en las diferentes delegaciones de España, que entonces eran si recuerdo bien, nueve. Y periódicamente, algunas eran elegidas para ser correos del zar. Trasladar "información" y documentos internos de la delegación para llevar a Madrid, a la asesoría.

La elegida como correo del zar, era avisada por la secretaria o la directora de la delegación, para realizar ese cometido. Cogía el avión, y parecía que era un agente 007. Llevaba un maletín de piel oscura, con cerradura en clave numérica, con esposa en la muñeca, para que el maletín ni se perdiera ni pudiese ser abierto.

Una vez en la asesoría, salía al vestíbulo de entrada, la directora que estaba de guardia, quitaba la esposa, daba las gracias, se llevaba el maletín y decía, vuelve mañana para llevarte el maletín a tu delegación.

Se pasaba la noche en la casa de paso, donde estaban diferentes numerarias que recalaban en Madrid y había personas de diferentes países. Las tertulias nocturnas eran amenas, cada una contaba diversas batallitas de sus centros, apostolados, etc., y al día siguiente, el correo del zar, hacía la misma operación, asesoría-avión-delegación.

Esta operación, se realizaba varias veces al mes. Qué se transportaba, ni idea. Por el peso, eran papeles, documentos... Por supuesto, todos los gastos corrían a cargo de la delegación de origen.

A veces coincidíamos varios correos del zar, aunque no era frecuente. En el fondo era divertido.

No sé cómo se hace ahora este traspaso de papeles "internos". 

Hasta pronto.

Pimpinela escarlata.

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