CHOZA Y PANIKER.- Alberto Moncada
Fecha Friday, 10 December 2010
Tema 010. Testimonios


Yo he tratado bastante a Raimundo hasta casi su muerte, nos veíamos, hablábamos por teléfono y creo que algunas de las afirmaciones que hace Choza son imprecisas y otras claramente inciertas. Por ejemplo su madre no era hindú sino catalana. Su padre salió de la India sin dinero, pasó tiempo en Inglaterra y su fortuna la hizo trabajando en la fábrica química que fundó en Barcelona. Precisamente por ello mandó a Rai a estudiar Química a Alemania al comienzo de la guerra civil. Rai no estudió Teología allí sino cuando en el opus decidieron que se ordenara y lo hizo con los dominicos, con sus compañeros de promoción. Yo no pongo en duda la categoría intelectual ni el prestigio de Rai, he leído algunos de sus libros aunque los encuentro un tanto desencarnados para mi gusto.

 

Yo creo que sus relaciones con Roma fueron menos importantes que los que Choza afirma. El Papa Juan pidió información bibliográfica sobre temas ecuménicos y le dieron un libro de Rai. El nunca me dijo que tratara a Pablo VI y, de hecho, apenas estaba interesado en temas eclesiásticos. Si fue muy estimado en Universidades, le nombraron “libero”docente en la de Roma y luego estuvo en Harvard y Santa Bárbara, donde  le visité cuando yo daba clase en la cercana Stanford.

 

Rai era muy mujeriego, nada que objetar por mi parte, pero ello tiene sus riesgos siendo del opus como cuando el padre de una de sus conquistas le denunció a Escrivá, quien se aprovechó de ello. Y no le mandó a la India en plan apostolado sino como una especie de destierro. Escrivá siempre se quiso quitar de encima a Rai porque le hacía sombra.

 

Ya mayor, con más de setenta años, Rai se casó civilmente con María, a la que también traté porque su familia tenía un apartamento en una playa cerca de Gandia y nos veíamos los veranos. Adoptaron una niña hindú, a la que también conocí y que prácticamente hereda su fortuna. Me molestó el que cuando el obispo de  su diócesis en Tavertet, a donde yo fui a rematar su aportación a mi “Historia oral”, le impuso la condición de no vivir con María si quería decir misa,  él lo aceptó pese a que María estaba bastante enferma.

 

Hasta los grandes hombres tienen flaquezas.

 

Alberto Moncada









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