El rey está desnudo.- Vera-Alameda
Fecha Wednesday, 01 December 2010
Tema 040. Después de marcharse


El rey está desnudo

 

Desde que dejé la obra hace poco más de año y medio, con frecuencia me ha venido a la memoria el cuento del traje del emperador.

A menudo he pensado ¿cómo fue posible que pasasen 33 años hasta darme cuenta de que aquello hacía aguas por tantos sitios? ¿Por qué tanta ceguera? Y, sin embargo, según va pasando el tiempo, la luz va mostrando las cosas como realmente son: desnudas, sin trajes, y todavía más, despojadas de aquel fastuoso y benigno traje.

La primera vez que escribí aquí, en Opuslibros, me hacía consciente de la soledad vivida: a fuerza de no conocernos, nos juzgamos a nosotros mismos miserables, impuros, insuficientes y a nuestras “¿hermanas?” heroínas de fantásticas películas. Sin embargo, al echar sólo una mirada a esta página, al verse reflejada en tantos espejos, al descubrir tantas  vivencias tan distintas pero tan recurrentes,  a una las cosas se le caen por su propio pie: “no era yo la traidora, yo no era la insuficiente, la mala de la película...” Todos sufríamos lo mismo, pero todo estaba prudentemente guardado con exquisita discreción. Era necesario aparentar virtud, derrocharla a los cuatro vientos sin saber que los demás tapaban las mismas miserias y  las mismas frustraciones.  

Hoy, cualquiera de nosotros se asoma a Opuslibros, o a los foros Vuela libre  no sólo  descubre, en tantos otros, las mismas cosas que a uno mismo le hicieron chirriar por dentro, sino que aquellas intuiciones acalladas no eran más que una parte muy pequeña (siempre las “cosas pequeñas”) de un gigantesco error colectivo.

Testimonios tan alarmantes como el último de Israel Cepeda nos ponen ante los personajes del cuento que nos trae. De un lado aquellos de “dentro” que continúan negando en sí mismos la evidencia de que el rey está desnudo, ciegos, mudos, sordos, dando la vida por demostrar que el emperador luce un magnífico traje,  y nuestras vidas que gritan una y otra vez: “¡el rey está desnudo...  está desnudo... desnudo...!”

No somos uno ni dos los que hemos experimentado las mismas cosas. El argumento que nos atornillaron en nuestras conciencias de que nos los que se iban lo hacían presas de sus pasiones, que de la noche a la mañana pasábamos de virtuosos a perversos, que la maldad ha tomado posesión de nuestros cuerpos y almas... no se sostiene. Esta página es la prueba más palpable de ello. Ni entonces éramos santos, ni ahora somos unos malvados.

Con estas líneas me gustaría hacer llegar a todos aquellos que nos leen clandestinamente desde cualquier lugar a espaldas de miradas controladoras, un mensaje tan claro como este: “¡¡EL REY ESTÁ DESNUDO!!”. No es extraño llegar a verlo más tarde o más temprano. Siempre es posible que, en un momento dado de nuestras vidas se encienda la luz a veces, calladamente, otras poco a poco, tal vez de manera repentina o clamorosamente. En cualquier caso lo que sucede es que las cosas ya nunca volverán a ser como eran.

Un fuerte abrazo.

Vera-Alameda









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