Un halo de misterio y difamaciones.- Nicanor
Fecha Monday, 29 November 2010
Tema 010. Testimonios


Al hilo de la historia de "Entre borricos y trenes" iba trotando junto a Forrest Gump sin preguntarme el motivo que había impulsado mi decisión para ser numerario. Y es que toda esa masa de personas que corrían parecían convencidas que Forrest tenía un objetivo, un ideal fuerte, santo, noble. Así pues, se nos decía que era "santidad en medio del mundo" o "ser santo a través de las labores ordinarias" una "novedad" introducida por Escrivá dentro de la Iglesia.

 

Corría Forrest, "algo" sublime debía mover esa miríada de personas en todo el mundo que habían decidido correr tras ese "ideal" sin saber exactamente qué era. Era "Cristo que pasa". Se nos decía que si seguíamos corriendo (cumpliendo todas las normas de piedad), el Fundador aseguraba la entrada al Cielo, que de mi fidelidad - seguir corriendo - dependían muchas cosas grandes. Esta magnífica imagen llevada al cine por Robert Zemeckis muestra ese impulso a correr, tras algo o alguien, simplemente por el halo de misterio, novedad o ideal que se genera alrededor. Constantemente, la identificación del Opus Dei como una de las Instituciones más difamadas de la Iglesia, era el denominador de orgullo de la misma. En algunas ocasiones se nos contaba que las personas se acercaban al Opus al verla tan difamada por otras instituciones poco dignas. Así, durante el encuentro de Don Álvaro de Portillo con la Madre Teresa de Calcuta, éste le dijo: "Quién como usted que recibe elogios de todo el mundo mientras que nosotros, pedradas".

 

Recuerdo que una de las estampitas "internas" de la Prelatura - porque también hay estampitas de visión reservada - se representa la Prelatura como un pilar, con el "sello" de la Obra y la Virgen extendiendo su manto para proteger el pilar que aparenta estar mellado por algunas rocas que aparecen en el suelo. Hoy y ahora no sabría decir si aquellas rocas habían sido lanzadas hacia el pilar o el pilar estaba desmoronándose mientras la Virgen lo contempla con una sonrisa de gozo. Sepa el lector que, este tipo de frescos que incluyen vitrales, canciones, arquitectura y demás artes van sin apellido de autor. No, nunca se sabrá quién las hizo o compuso. Vayan a ser de un tal Forrest que, un buen día, decidió detenerse y, simplemente, retornar a casa sin dar más explicaciones que un: "me cansé".

 

Nicanor

nicanor.wong@gmail.com









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