Para Calandria:

            Desconozco si aún nos visitas, por si acaso.

            Por pura casualidad y un poco de curiosidad, he leído tus escritos, de los que se desprende: hay una cosa que evidentemente te sobra: tiempo; otra que evidentemente te falta: caridad, y una tercera sin la cual, para mí al menos, no es posible ningún tipo de relación: te falta respeto, respeto por todo lo que aquí lees, y por quienes lees, incluso por ti misma, por tu falta de coherencia y lo que es peor te olvidas de tus propias creencias, ¿crees que por haber dejado la obra hemos dejado de ser hijos de Dios?, porque yo siento un profundo respeto por cualquier persona que tengo delante, independientemente de lo que sea o como sea, solo porque lo sé hijo de Dios, y si no lo crees, supongo que no, ¿no sería mejor para ti olvidar esta página en la que pareces querer crear doctrina y quedarte tranquila? ¿Tienes dentro muchas ocasiones de explicarte tan bien como pretendes hacerlo aquí?, porque no das esa sensación.

            No te preocupes, estamos en las manos de Dios y Él el que está en nuestros corazones, Él que nos tiene que juzgar, Él es el que sabe realmente que nos pasó a cada uno de nosotros. Por cierto yo si he sido del opus, pero aunque no lo hubiese sido ¿sería mucho pedirte que me leyeras?, lo digo por la contestación que diste a alguien, algo así como “tú no has sido de la obra no tengo nada que hablar”. Esto último no es cuestión de criterios, es cuestión de educación.

            Por último te diré que la paz es algo que se palpa, como la inquietud, la baja autoestima y otras cosas, no escribas demasiado porque aunque tú no lo creas te estás retratando.

Y si gracias Opuslibros, gracias, muchas gracias a Agustina, gracias  a los que con su mente preparada y jurídica dejan escritos que nos enriquecen, nos informan, gracias a los que con una gran humildad nos muestran sus heridas para ayudar a quienes ahora pudiéramos tenerlas, gracias por sus vidas, por querer contar sus experiencias, que  sirven para mitigar a ratos el dolor, que no la amargura Calandria. Gracias porque yo he encontrado una rápida, cariñosa y casi maternal respuesta cuando tuve el valor de contar mi experiencia, cosa Calandria que nunca encontré en el opus.