No quiero matizar nada de lo que escribí sobre Nicanor y, en general, sobre el tema “opus” entre los que hemos sido del mismo. Lo que escribí escrito está y no necesita ninguna aclaración. Sin embargo, como Nicanor da a entender que yo soy un miembro del opus Dei que se hace pasar por exmiembro solo quiero aclarar a éste que he pertenecido al opus Dei unos años más que él, y que me marché unos años antes que él, y que por supuesto no soy miembro, ni tengo más relación con él que el trato con una hermana mía numeraria (a quien quiero incondicionalmente) y algún encuentro ocasional con miembros conocidos. Si Nicanor no me quiere creer es muy libre de pensar lo que quiera. Si se siente ofendido o soliviantado por lo que he escrito, asumo la responsabilidad, porque reconozco que en mi escrito había un punto de provocación, y quién sabe cómo hubiera reaccionado yo en su lugar.

En cualquier caso reitero que con mi escrito no pretendía que “haya que dejar de hablar del opus ni mucho menos”. Nicanor tiene mucho que decir puesto que ha sido una persona muy proselitista, muy dócil, entregado (lo decía Ana Azanza), que lo ha dado todo por el opus. Yo no llevé a nadie al opus y fui muy poco apostólico, y pasadas las primera semanas de pertenencia, nunca estuve convencido de que eso era lo mío y no fui modelo de entrega numeraril. Seguramente por eso no tengo tanto que contar y que compartir como él, que ha sido líder, entusiasta, coherente con su pertenencia al opus Dei.

En ningún momento he dicho que no haya que escribir. Yo decía, y perdón por volver a citarme: “el hecho de verbalizar toda esa experiencia y sacarlo a luz pública es una magnífica terapia para restañar heridas”. Lo glosa muy bien Mediterraneo. Mi única pretensión es dar un consejo personal a Nicanor de no centrar su universo mental en un tema exclusivo. Era un consejo de una persona que lo ve desde fuera. Todos somos libres de aceptar o no aceptar un consejo.

Yo tengo tanto interés como Nicanor en que se sepa cómo es el opus en realidad; apoyo esta página web porque es una fuente de información exhaustiva para saber cómo funciona esa institución. Los escritos de Josef, Gervasio, Chozas, Mark Tankus y otros son notoriamente rigurosos, serios, profundos: son los que dan a la página un sello científico, de alto nivel intelectual. Cualquier otra aportación es valiosísima porque todas forman un cúmulo de testimonios personales (por cierto, yo escribí el mío con el nombre de Rueco y luego olvidé la contraseña, por lo que después he escrito con mi apodo), que vienen a ser una magnífica documentación disponible a cualquier interesado en el tema. Y como para mí el principal interesado debería ser la jerarquía eclesiástica, pienso que hay que evitar el tono visceral. Recordad que en el proceso de beatificación de Escrivá no permitieron declarar a personas no favorables al siervo de Diosporque, según ellos, eran personas de visceralidad manifiesta (y en el caso de Miguel Fisac, además, por ser persona que mostraba algún trastorno, reconocido por él mismo). Por eso pienso que no se puede dar una imagen de resentimiento; hay que saber mantener un tono respetuoso, para dar mayor credibilidad y ser más convincente, sin que lo cortés quite lo valiente.

Me alegra de que algunos -que me han escrito bien a través de opuslibros, bien a través de mi correo electrónico-, hayan comprendido la idea que quería transmitir de que no todo en la vida es el opus y que hay cosas más valiosas por las que preocuparse.

Con mucho cariño