23 de octubre, el Prelado en Pamplona.- Carmen Charo
Fecha Wednesday, 20 October 2010
Tema 010. Testimonios


Me llega la noticia de que han tocado a arrebato las campanas en la delegación de Pamplona para reunir el próximo sábado día 23 en su capital a todos los fieles de la prelatura en una misa celebrada por su Prelado. Parece que se pretende emular aquella misa del fundador el año 1967 allí mismo, de la que salió la homilía “Amar al mundo apasionadamente”. No sé bien hasta dónde alcanza el toque de campanas, si a la delegación de Pamplona o quizá también más allá: Zaragoza, Cataluña, Madrid...

 

Me resulta rara la llamada. Van a acudir en autobuses, así que pretenden congregar a un buen montón de gente. Además me imagino que de esta forma no alteran al pueblo pamplonés haciendo imposible el tráfico y animando a que critiquen con toda razón la falta total de sensibilidad medioambiental de los fieles de la prelatura que “se santifican en medio del mundo” ( y pasan de los problemas del mundo. Esto lo digo yo).  No tengo idea de las razones que animan a este evento, pero yo intuyo que quizá el prelado necesite el calor de sus hijos porque ve que todo se le deshace entre las manos. Peligra la prelatura que puede que vuelva a la Congregación de Religiosos y hasta les coloquen hábito a sus hijos para parecer lo que realmente son. Y esto lo digo porque el propio Presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Rouco Varela preguntó en una tertulia en Molinoviejo si el uniforme de la auxiliares era el vestido de la congregación. No quiero ni imaginar el cuerpo que se le quedó a la directora que lo tenía delante. Puede que hasta las directoras de la Asesoría se enteren por este escrito de ese sucedido.

 

La gente se va a chorros, los que hemos abierto del todo los ojos y hemos perdido el miedo estamos alzando muy incómodamente la voz en la sociedad y en la Iglesia, estamos reclamando derechos como contaba Fueraborda y Gervasio, y son tantísimas las grietas abiertas e imparables que no me extraña nada que el pobre prelado, y no soy cínica diciendo esto, se encuentre fatal. Veremos cómo se desarrolla todo y qué pasa después.

 

Desde luego me consta el envío de mensajeros intentado suavizarnos, aplacarnos, hacernos ver la realidad de una forma distorsionada con el fin de frenar la sangría que está sufriendo el Opus Dei. Pero ese no es el camino. El camino es el de reconocer el error, el inmenso daño causado, pedir perdón y resarcir el daño, y todo ello con sinceridad, con dolor de corazón, con verdadera rectitud de intención. No existe otro camino, por lo menos para mi.

 

Carmen Charo









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