A través de Opuslibros me comunico con los de dentro que lo leen.- Calandria
Fecha Friday, 08 October 2010
Tema 010. Testimonios


Querida Gus:

me pasa lo de siempre, empiezo a escribirte a ti y termino deseando que sean las personas de la Obra que leen Opuslibros, quienes lean lo que he escrito, qué le vamos a hacer... por algo será.

Esta mañana me sorprendí dando consejos a mi hermana (de sangre) sobre cómo debe comportarse dentro de la Obra en el tema salud. Le comentaba que no es falta de entrega y buen espíritu hacer lo que su sentido común le dictase en este y en muchos temas más. Me sorprendí más cuando me explicó que ese comportamiento ya lo tenía hacía tiempo, está demás decir que me agradeció la preocupación.

Falta sentido común y sobra sentido sobrenatural mal entendido...



Muchas numerarias piensan que hay relación directa: más aguantas la mala salud = tienes mayor santidad, sin pararse a pensar que de ninguna manera es así. Cada cual es cada cual y somos muy diferentes, gracias a Dios. A unas Dios les pone muy alto el umbral del dolor otras tienen muy poco umbral del dolor. Unas son muy aguantadoras, otras somos menos aguantadoras sin que esto tenga que ver con la santidad, a no ser que lo relacionemos directamente con ofrecer a Dios tal o cual situación.

 

Tal se puede aplicar a otros temas personales. El Fundador dijo que debíamos usar nuestro sentido común, “el menos común de los sentidos”. Quizás por haber tenido en cuenta estas palabras en diversas situaciones de mi vida, sigo en el Opus Dei y dentro de los malos momento –que los he tenido- no ha habido uno tan malo que me haya hecho desertar.

Para dar una pincelada, una luz o una sombra, pongo el tema: por qué en la Obra, si se nos habla de que somos libérrimos, que estamos en medio del mundo que somos uno o una más entre nuestros iguales… luego hay tantos escritos (en Opuslibros) que proclaman lo contrario y no sólo lo que se escribe, también lo que muchos “in” sienten y sufren: falta de contento, desencanto. La experiencia de la vida me ha hecho ver que no te puedes entregar a ciegas a una causa por más divina que ésta sea porque al fin y al cabo está llevada por personas “equivocables” al cien por ciento (perdonen el término pero es lo que más se adecúa a lo que quiero decir) Mi visión es que nadie es infalible, solamente el Papa cuando habla ex cathedra y nadie puede arrogarse este derecho. Entiendo que hay una gracia de “estado” dada por un sacramento, el matrimonio, por ejemplo, que ayuda a los esposos a desempeñarse mejor en su tarea de esposos y padres. Y que los gobernantes también tienen una gracia de estado que les permite tener más luces para el buen gobierno, también entiendo que para gozar de esa gracia hay que, como en otros momentos, estar en gracia de Dios y que se gozará más de esa gracia según las disposiciones y rectitud de intención de quien la posee. No me parece que el hecho de ser gobernante conlleve una gracia sin contar con las debidas disposiciones. Esto sería aplicable a cualquier tipo de gobierno.

Muchas de las recomendaciones, palabras, consejos del Fundador hacia sus hijos e hijas, según mi parecer, son de gran ayuda si se saben seguir con inteligencia y sobre todo con sentido común. Si nuestro fundador dijo que “nuestra celda es la calle”, ¿por qué no tomarlo así en su sentido literal? Si nuestro fundador dijo, parafraseando a San Agustín “ama y haz lo que quieras” ¿por qué no tomarlo como una ley de vida? Entiendo que esta actitud o actitudes se tornan difíciles de asumir cuando se es muy joven y no tienes la experiencia de la vida. Pero, por qué las mas adultas, las que sí tienen experiencia de la vida y se han dado cuenta de dónde se encuentra el mal, por qué no le hacen frente y transmiten a las más jóvenes el espíritu de libertad pregonado por el Fundador. No lo hacen por no parecer que tienen mal espíritu, según algunos y algunas. Quizás me he aventurado a hacer esta afirmación pero creo que por ahí van los tiros.

Vuelvo al comienzo, no es falta de entrega, no es falta de buen espíritu comportarse según dicte nuestro sentido común. Lo dice una numeraria con un montón de años encima (dentro de la Obra) que, además, trata de amar más a Dios cada día.

Un abrazo

Calandria







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