Las verdaderas normas que Fernando40 se olvidó.- Daniel_M
Fecha Monday, 27 September 2010
Tema 140. Sobre esta web


Aunque tarde, me uno a los críticos de Fernando40:

Pero seré breve, pues como tantos otros, lanza la piedra y luego se esconde. Dudo que responda a alguna de las críticas recibidas. Respecto a los comentarios tan generalizadores sobre las personas que escriben en la web –y, por cierto, tan poco originales- quiero recordar las siguientes normas de inexcusable cumplimiento para Fernando40:

2477 El respeto de la reputación de las personas prohíbe toda actitud y toda palabra susceptibles de causarles un daño injusto (cf CIC can. 220). Se hace culpable:

– de juicio temerario el que, incluso tácitamente, admite como verdadero, sin tener para ello fundamento suficiente, un defecto moral en el prójimo;

– de maledicencia el que, sin razón objetivamente válida, manifiesta los defectos y las faltas de otros a personas que los ignoran;

– de calumnia el que, mediante palabras contrarias a la verdad, daña la reputación de otros y da ocasión a juicios falsos respecto a ellos.

2478 Para evitar el juicio temerario, cada uno debe interpretar, en cuanto sea posible, en un sentido favorable los pensamientos, palabras y acciones de su prójimo:

Todo buen cristiano ha de ser más pronto a salvar la proposición del prójimo, que a condenarla; y si no la puede salvar, inquirirá cómo la entiende, y si mal la entiende, corríjale con amor; y si no basta, busque todos los medios convenientes para que, bien entendiéndola, se salve (S. Ignacio de Loyola, ex. spir. 22).

2479 La maledicencia y la calumnia destruyen la reputación y el honor del prójimo. Ahora bien, el honor es el testimonio social dado a la dignidad humana y cada uno posee un derecho natural al honor de su nombre, a su reputación y a su respeto. Así, la maledicencia y la calumnia lesionan las virtudes de la justicia y de la caridad.

Y ahora, Fernando40, si al buscar material para tu círculo, encontraras estas normas del Catecismo de la Iglesia Católica, aparte de usarlas para examinarte concienzudamente, te aconsejo que te disciplines más, y te aprietes aun más el cilicio, ¡qué duela!, pues te veo muy metido en la tendencia, tan de Casa, de juzgar a los demás sin inquirir si,  por casualidad, están diciendo la verdad.

Pax, ex-hermano.

Daniel M.









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