Estimada Agustina:

Llevo leyendo la web desde hace más de tres años y quiero felicitarte y felicitaros a todos por vuestro trabajo, es encomiable. Te escribo principalmente, para darte las gracias por haber puesto un enlace (dentro del apartado correspondencia), extraído de la revista Interviú en el que se habla de cómo hereda el Opus Dei. He comprado la publicación esta mañana y en casa estamos realmente estupefactos, te explico por qué.

En el artículo se cuenta la historia de Julia Prada, una anciana que ha dejado una sustanciosa herencia a la Obra; en un principio, una puede pensar que pobrecita y qué lástima porque se aprovecharon. Puede que en parte sea cierto, pero he de decirte que no era tan desvalida, ni mucho menos santa. En el año 1998 mi padre fue contratado por esta señora para realizar obras en su casa situada en el ático de un edificio señorial de Madrid. Una "acólita" de la Obra, naturalmente, supervisaba las obras cuando no lo hacía ella y siempre se pedía lo mejor, las mejores calidades, las últimas novedades y todo sin escatimar en gastos. Así se hizo. Se decidió establecer el pago de las reformas en tres veces.

Las dos primeras se cumplieron con prontitud, pero el tercer pago comenzó a retrasarse, nadie respondía a los teléfonos... Un año después y todavía sin cobrar, decidimos presentarnos en el domicilio de la señora en Azuqueca de Henares. Nos recibió una chica de servicio, impecablemente vestida con uniforme y cofia en pleno mes de Agosto y nos hizo esperar. La casa era como cualquier otra de las casas de retiro de la Obra... una mezcla entre un decorado malo de una película de don Quijote de la Mancha y un Estudio 1 de la Venganza de Don Mendo. La señora apareció en la puerta hecha una furia gritándole a mi padre que cómo se atrevía a presentarse en su casa. Le respondió que iba a cobrar el millón y medio de pesetas que faltaba y, ni corta ni perezosa, le espetó que ni hablar, que no había más dinero y que para qué lo quería... Una se aguanta las ganas de contestar lo que en ese momento se le pasaba por la cabeza. Le hizo un cheque por doscientas mil y le dijo que no había ni habría más.

Era bastante mezquina, oscura y estaba asustada, muy asustada, quizá porque ya entonces, enferma, se daba cuenta de que estaban utilizándola vilmente para conseguir su enorme herencia valorada en 30 millones de euros, parte de la cual se destinó a la construcción en 2007 del Colegio Los Tilos en Madrid. Así que ahora nos reímos en casa pensando que hemos financiado ese enorme proyecto faraónico del "Tajamar de niñas" con lo que mi padre no cobró. Son peligrosas, manipuladoras, cínicas, mentirosas, vendedoras de mantas, dignas hijas de su "padre", el marqués, artificial, evidente, y bastante inculto, alguien que logró levantar un invento de la nada a base de historias novelescas, cuentos del paso de los Pirineos, y reglas calcadas de los preceptos de Falange española y de la Sección Femenina.

Que el señor los bendiga y los tenga a todos en su gloria. O donde tenga que tenerlos.

Aurora