El curso anual no es ningún descanso.- Mediterráneo
Fecha Monday, 06 September 2010
Tema 010. Testimonios


Julia, respondiendo a tu pregunta de si el curso anual supone un descanso real, te diré que, personalmente, el curso anual JAMÁS supuso un descanso. De hecho, solía contar los días que faltaban para que acabara aquello.

Nadie medianamente normal puede descansar en semejante montaje, simplemente no es posible. Se llenan la boca diciendo que "descansamos cambiando de actividad", pero como tantas otras cosas es pura teoría. El horario, las condiciones, no permiten lo que la gente corriente entiende por descanso, que no suele ser ir a golpe de pito como se va en los cursos anuales. Por otra parte, si alguna infeliz descansa leyendo o estando sola, ya puede darse por j*dida porque le caerán correcciones fraternas por un tubo por no preocuparse de las demás, por ir a su bola, por no vivir la fraternidad, por ser egoísta, por mil estupideces.

Agregadas A,B o C dependiendo de los ingresos... no lo sabía, tampoco me sorprende. Siempre hubo diferencias, abismales en muchos casos, y desde luego, el estamento agregadas era de segundísima clase comparado con el estamento numerarias, que un poco más y se las trataba de usía.

Con lo que yo alucino más que con las setas esas famosas es con lo de los viajes: convivencias en Zurich, en Roma, en Líbano... Pero bueno, ¿dónde se vió esto?

Recuerdo cuando la secretaria del centro me dijo que no podía viajar por mi trabajo (dos viajes al año, nadie vaya a pensar que era yo azafata y me pasaba la vida en el aire) y que si el tal trabajo implicaba viajes, debería dejarlo y buscar otro. Me la quedé mirando y le dije "una cosa pregunto yo, ¿PP y XX (dos numerarias archiconocidas, que se pasaban la vida danzando por el mundo) ya saben que no se viaja?". "Es distinto" - fue la encantadora respuesta - "ellas tienen ese tipo de trabajo". "Sí" - dije yo - "Y yo tengo el mío. Y si en casa hay un solo puchero, no veo porqué ellas sí y yo no, cuando todo es trabajo. En cuanto a dejar el trabajo, será la última cosa que haga, la ultimita de todas porque me encanta y me ha costado mucho conseguirlo".

Nadie dijo nada más hasta que un par de años después, ya a punto de irme, la subdirectora me dijo que pidiera la baja por enfermedad y me fuera a descansar a Castelladura. De un día para otro. Me la quedé mirando y le dije que no podía ser, que yo no podía dejar mi trabajo colgado, así por las bravas, y me dijo que fuera pidiendo bajas por enfermedad mientras pudiera, que en mi empresa ya se apañarían. Viva la responsabilidad profesional, viva la honestidad, viva la santificación del trabajo. Lo más triste es que yo no fui la única a quien, en un momento determinado, se le propuso semejante cosa, pero creo que fui de las pocas que no aceptó.

Roma, Zurich, Líbano... que les sirva para abrir los ojos, para ver, para darse cuenta. Que sea el principio del fin, que durante los vuelos sean capaces de pensar y reflexionar, que les sirvan para regar y abonar la semillita de la duda que muchas, muchísimas, tienen dentro.

Y si no es así, si no hay manera de que abran los ojos, entonces que les aproveche. Es, probablemente, el único consuelo que les queda. Una vida a cambio de quince días en Zurich... no tengo palabras, me quedo sin voz cuando lo pienso.

Mediterráneo







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