El pasado martes 17 de agosto Mons. Antonio Arregui, numerario del Opus Dei, nacido en Oñate –España- y actualmente Arzobispo de Guayaquil –Ecuador-, fue abucheado por una multitud de fieles de la parroquia del barrio los Ceibos en Guayaquil.

Fue a presidir la misa funeral por el anterior párroco, el Padre Gagliardo, un santo varón con 69 años, que llevaba en la parroquia casi 23, en la que había hecho una grandísima labor social. Era profundamente querido por ricos y pobres, y terminando su tiempo de trabajo pastoral por su edad, sin razón aparente ni justificada, al fiel estilo opus, es enviado a una parroquia nueva.

El obispo numerario ha decidido por una razón dictada por su conciencia, como dijo en una carta enviada a un diario local, que los párrocos deben ser cambiados de destino cada 5 años. Se ha debido dar cuenta de los buenos resultados que produce esto en los centros de numerarios: nadie echa raíces en ningún lugar, no merece la pena querer con todo el corazón a nadie si uno va a conocer a miles de personas a lo largo de su vida, la gente sin raíces, de ninguna parte... es más fácil de controlar y manipular ya que terminan siendo zombis ambulantes. El buen párroco debía hacer algún tipo de sombra al eficaz obispo numerario, por otra parte en entredicho también por asuntos del vil metal, contraseña inequívoca del Opus Dei.

En el templo fue acusado de tirano, judas, traicionero y asesino y es que el párroco de esta Iglesia de los Ceibos, fue un gran sacerdote que levantó de la nada la parroquia hace 23 años cuando le fue adjudicada dicha zona aún despoblada. Se dedicó como buen pastor a atender a todos sin excepción. Muy frontal el Padre Gagliardo, no tuvo tapujos nunca para buscar la justicia social y la defensa de todos los seres humanos. Al encabezar una marcha en defensa de la familia contra el gobierno del Ecuador, fue polémica su participación y por tal  dicen que Mons. Arregui lo removió de su cargo, sin previo aviso y lo excluyó de todo actuar pastoral  Resulta chocante tal decisión siendo que en España arengan a las masas y las sacan a la calle por los mismos motivos.

La feligresía, formada por gentes humildes y hasta de altas autoridades políticas, reclamaron al obispo con diálogos sensatos, firmas y también protestas que dejara al sacerdote en la parroquia, a lo que Arregui hizo caso omiso.

Hace poco más de un mes el Padre Gagliardo, pienso yo que bastante  influido por la frustración y decepción, tuvo un mareo que lo llevó a caer por las escaleras y sufrió un golpe fuerte en la cabeza. Estuvo en coma unos 50 días y falleció a los 69 años el día 16 de agosto. Digo que todo esto tuvo que ver con su cambio brusco y repentino en la parroquia ya que su madre falleció pocas horas antes que él a causa de un infarto.

Arregui tuvo el descaro de aparecer por la Parroquia para celebrar la Eucaristía, a sabiendas de que toda esa parroquia y más feligreses guayaquileños no le reconocen como su Obispo, pero apareció y gran cantidad de gente lo sacó a empujones, gritándole sin miedo "traicionero, judas, asesino".

El Padre Gagliardo no es el primer sacerdote que regresa a la casa del Padre por negligencia de este señor. Hace unos meses falleció uno de sus sacerdotes, de 58 años, por negarse a pagar una intervención quirúrgica. Es conocido que seminaristas o sacerdotes que no comulgan con la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, Arregui los tiene en lista negra y si puede cortar cabezas lo hace con la mayor frialdad.

Creo es bueno saber esto, ya que en América del Sur, a excepción de Argentina y no sé si Chile, el Opus Dei está subiendo como la espuma a pesar de estas cosas o la disputa del Cardenal de Lima con el tema de la Universidad Católica del Perú. Si bien en España va en caída libre, en gran parte gracias a esta página, debemos volcar nuestra mirada en América, donde está creciendo el Opus como la hierba mala que es, y exigir a la Santa Sede ya una decisión definitiva sobre la Obra que todo sabemos no es de Dios.