Estoy acongojada.- Emi
Fecha Sunday, 16 May 2004
Tema 130. Agradecimientos, felicitaciones


ESTOY ACONGOJADA.

Saludos a todos y a todas.

Antes que nada, quiero aplaudir esta web que descubrí por casualidad, a sus
creadores y a todos los que colaboran en ella de algún modo.

Mi más sincera enhorabuena y mi admiración para todas aquéllas personas que han logrado salír del Opus Dei y reemprender su vida nuevamente, y mucho ánimo para todas las que lo están intentando, porque seguro que lo lograrán.

Bueno, quiero pedír perdón por mi intromisión, pues yo no soy, ni he sido nunca miembro del Opus. Pero he estado leyendo mucho de lo que aquí se expone, y he cedido al impulso de escribir este mensaje.

Quiero hablar un poquito de mí, para que no hayan malas interpretaciones con mi mensaje.

Nací en una familia católica, poco prácticante pero firmemente creyente en Dios. Por supuesto me bautizaron, y hasta hoy, he cumplido con todos los sacramentos de la iglesia.

Mi primer colegio fue un colegio de monjas sólo para niñas. Allí estudié varios años. Era la época en la que en España, todavía íbamos al colegio los Sábados por la mañana. Teníamos la religión como asignatura, evaluable además, una vez por semana, los Viernes. Los Sábados por la mañana, teníamos una clase de religión también, pero ésta no contaba evaluación alguna, pues estaba fuera del programa de la propia asignatura, y versaba siempre sobre las maravillosas historias del antiguo testamento. Después asistiamos a la misa que se celebraba en la capilla del colegio.

Cuando hice mi primera comunión, pasé a formar parte de las "mayores", así que los Viernes por la tarde íba a confesarme con el cura que para ése fin venía al colegio, y así, en la misa del Sábado, podía comulgar.

Esto, como digo, duró varios años.

Mis padres nunca íban a misa los Domingos y fiestas de guardar, ni siquiera a la misa del gallo en Nochebuena, pero siempre me hablaron de Jesús y de Dios.

Yo me había convertido en una niña demasiado tímida y mi relación con niños, a pesar de tener un hermano varón, era difícil. El médico de familia les indicó a mis padres un cambio de colegio, por uno mixto, para ayudarme a vencer mi timidez y favorecer mi relación con el sexo masculino. Mis padres aceptaron la sugerencia.

El cambio fue radical. No sólo me inscribieron en un colegio mixto, si no laico también. La religión desapareció de mi vida de un plumazo. No más clases, no más confesiones, no más misas.

Como mis padres tampoco íban a misa, me convertí en esa clase de católicas que pisan la iglesia en bodas, bautizos, comuniones y entierros. Y así sigo.

Hoy en día, ya adulta, casada dos veces y con hijos, bueno, con un hijo. Me declaro creyente en Dios, en el Creador, creo también en Jesús, en su obra, pero no creo en la institución de la iglesia ni en lo que élla nos quiere hacer creer. No creo en la santísima trinidad, ni en la virginidad de la madre de Jesús, ni....... bueno, en todas ésas cosas....

Las religiones, todas, son a mi modo de entender, un invento humano, y como tal, no las considero divinas a ninguna.

El Papa no me produce ninguna emoción mística, y por lo tanto, nada de lo que él diga.

Por ende, no creo en los santos.

A lo largo de mi vida he visto muchas cosas en la iglesia católica, que es la que nos ocupa, que me han hecho, no sólo dudar, si no apartarme de ella. La última, la santificación de José María (o Josemaria, no sé) Escrivá Balaguer. El "de" delante de su segundo apellido, leí en cierta ocasión, que se lo había añadido él, para darse alcurnia, y también leí, que se había inventado lo del marquesado de peralta, por los mismos motivos, y encima tuvo la osadía de reclamar el título. Tal era su santísima modestia...

Bueno, después de ver su santificación, ya no puedo, definitivamente, creerme nada de ésa iglesia (de ninguna, en realidad).

Las religiones han monopolizado a Dios, y creo firmemente que lo han tergiversado todo de tal manera, que ni Él mismo debe reconocerse. Lo mismo que con Jesús en muchas cosas.

Toda esta explicación, como dije, para que no se me tome por una atea, porque no lo soy. Pero yo no necesito ír a una iglesia para comunicarme con Dios, ni necesito hacerlo mediante oraciones. Simplemente, a solas, le hablo con mis propias palabras, en cualquier lugar en el que me encuentre.

Del Opus Dei sabía más bien poco, debido seguramente a su secretismo. Tuve un profesor en una conocida escuela de estudios empresariales a la que asistía, que era de la obra, supernumerario, presumo, porque estába casado y con hijos. Aunque por aquélla época, yo no sabía lo que era un numerario o un supernumerario, de hecho lo sé desde hace poco. Sólo sabía que era del Opus, y muy influyente a nivel empresarial.

Como digo, del Opus, sabía que era una secta católica y elitista, pero no mucho más.

Me fuí enterando poco a poco, del uso del cilício, de lo de los latigazos, no recuerdo ahora como lo llaman, y de algunas cosas más, raras a mi modo de ver, como lo del sexo sólo y exclusivamente para fines de reproducción, etc.

Casada con mi primer marido (por la iglesia "of course") mi ex suegra, que no era del Opus pero se relacionaba con mujeres que sí lo eran (supernumerarias) y asistía a reuniones de costura (ella no cosía...) en las que hablaban de la obra, me sugirió varias veces que la acompañara, que sus amigas le habían dicho que me llevara, y ella me dijo, que me convenía para mis relaciones sociales.... Siempre le puse excusas, y nunca fuí a ninguna de ésas reuniones, que a priori, no me atraían nada.

Después de haberos leído aquí, me alegro aún más de no haber aceptado las
invitaciones.

No sé si a lo largo de mi vida me he relacionado con personas que pertenezcan a la obra, en todo caso, nunca me lo hicieron saber.

Ahora, me relaciono, por motivos de trabajo de mi marido (el segundo y último, espero, jeje) con un matrimonio más jóven que nosotros, en el que ella, es hija de supernumerarios, es la octava de 12 hijos. Ella nunca pitó. De hecho, de los 12 hermanos, 6 han pitado, y 6 no. El mayor, un varón que no ha pitado, es homosexual, y con casi 40 años, todavía esconde su condición sexual a su padre. Sólo la madre, y algunos hermanos (los que no han pitado) conocen su secreto. De hecho ha puesto el océano por enmedio, para no ser descubierto y vivír con tranquilidad y libertad.

Esta chica, con la que me relaciono, me habla poco del Opus, pero por ella he sabido que su madre usa el cilicio, que duerme en el suelo (de esto último yo no tenía ni idea) y de algunos detalles del Opus que a mi me parecen, como mínimo, escabrosos.

Ahora, después de haberos leído a todos vosotros, bueno, a muchos de vosotros, y también uno de los libros prohibidos que tenéis aquí disponibles, hay muchas cosas que entiendo todavía menos.

Me he quedado pasmada, anonadada y hasta afligida al conocer todos los detalles y los sufrimientos que narráis... No tenía ni idéa de todo lo que ocurre en el interior del Opus, y realmente me da miedo.

No entiendo que el Vaticano haya aceptado a una secta dentro de la organización católica, mucho menos, una como ésa. Es más, no entiendo como no la prohibe.

Mucho menos entiendo que hayan beatificado, y más tarde santificado a semejante esperpento, y que hayan tragado con las mentiras que sobre él se han dicho y se dicen, por ejemplo los supuestos milagros...

Todavía iría más lejos, ya que por lo que constato, es una secta, destructiva, peligrosa. El gobierno, los gobiernos deberían prohibírla.

De verdad que desde el fondo de mi corazón, os admiro a todos vosotros, que siendo aún niños fuísteis engañados con mala fé, que entrásteis en el Opus con buen corazón y con ideas altruistas, y que pese al lavado de cerebro, habéis sido capaces de escapar de esa mentira y esa tortura.

Constato, que a pesar de todo lo que habéis vivído y sufrido, seguís, no sólo siendo creyentes, si no que además seguís siendo católicos y practicantes. Lo que no discuto, porque pienso que somos libres para creer en lo que nos parezca. Sin embargo, pienso que la reacción más lógica después de lo vivído, sería renegar, si no de Dios, sí de la iglesia católica, aunque sólo sea por ser cómplice permitiendo las acciones del Opus Dei.

Mi más cariñoso abrazo a todos y a todas. Y gracias por abrirme más los ojos.

Seguiré aquí, leyéndoos, si me lo seguís permitiendo.

Hasta pronto.

EMI







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