De Oblato a Agregado (Cap.3 de '¿Qué nos hicieron?').- Angel
Fecha Sunday, 16 May 2004
Tema 070. Costumbres y Praxis



De Oblato a Agregado

Cap.3 de '¿Qué nos hicieron?'
Enviado por Angel el 16-5-2004


Muy importante el debate sobre la figura del agregado, el cual revela la dificultad para entender esa categoría de socios, sobre todo en un sociedad cada vez más democrática.

Para tratar de comprender es necesario rastrear en el nombre que tuvieron inicialmente, de gran raigambre eclesiástica: oblatos. Las primeras experiencias para incorporar laicos a los moldes de vida religiosa, todavía ligadas al mundo monástico, fueron hasta fines del siglo XII, las de oblatos y conversos. Estos últimos, serían el germen de los legos, dedicados al servicio y atención personal de los conventos...

Se trataba en ambos casos de sistemas voluntarios de asociación más o menos estricta a los ideales y formas de vida de los monjes, sin abandonar por ello el vínculo del matrimonio o el trabajo manual.

El modelo más antiguo fue el de los oblatos, que contaba ya con numerosos precedentes en la época altomedieval. Mediante este sistema grupos de laicos, generalmente campesinos, se ofrendaban con su prole a un monasterio para mejorar sus condiciones de vida tanto material como espiritual. A cambio del amparo y manutención monásticos, estas comunidades adoptaban formas colectivas de comportamiento religioso definidas por la austeridad, la oración y la abstinencia.

El oblato terminó siendo definido en el derecho de la Iglesia como una persona que se incorpora a una comunidad religiosa, haciendo donación de sus bienes y comprometiéndose a observar un reglamento, aunque sin abandonar las vestiduras laicales. En ese sentido, apareció la figura del "hermano" en muchas congregaciones o sociedades de vida común, algunas de las cuales terminaron llamándose Oblatos de Santa María o de San pablo, etc.

Según lo establecido en las Constituciones del Opus Dei de 1950, sólo el numerario era realmente miembro del Opus Dei. Por eso, concebido el numerario como un aristócrata social y de la inteligencia, físicamente impecable, en busca de la perfección espiritual; se dio la figura de los oblatos -dentro de la más rancia tradición religiosa- como aquellos que en la periferia del Instituto vivían como numerarios, aunque estaban imposibilitados de serlo por su extracción social, educación o cualquier otro impedimento. Eran oblatos, en la medida que se asimilaban al Opus Dei, viviendo de acuerdo a un reglamento y donando todos bienes, para vivir como numerarios sin abandonar su familia (ni sus "vestiduras laicales").

El artículo 25, punto 1, de las Constituciones de 1950 era muy claro al respecto. Señalaba que los oblatos "siendo solteros y libres o liberados de todo vínculo, quieren de una manera sólida o animosa consagrar su vida entera al Señor y a las almas a la manera de los numerarios". En esta frase está la clave: su vocación era vivir "a la manera de los numerarios", sin serlos en la realidad. En síntesis, actuar como los oblatos de la historia de la Iglesia. Por eso, en algún momento Escrivá pensó también que asumieran la tradición de los conversos o legos, prestándoles servicios personales a los señoritos numerarios.

En este esquema, y dentro de una sociedad rígidamente clasista como la España de la post guerra, los oblatos provenían fundamentalmente de sectores no burgueses. De allí, la insistencia en las Constituciones de 1950 que su apostolado tenía que ser en su "propia clase y condición social" (art. 25, punto 6). Exigencia que no existía, por ejemplo, para los supernumerarios y mucho menos para los numerarios. Además, proporcionaban el ejemplo de que el Opus Dei era para todas las clases de la sociedad.

Al cambiar la sociedad volviéndose más horizontal, y extenderse el Opus Dei por el mundo, la figura del "oblato" -además de ser propia del mundo de los religiosos- se volvió muy complicada; y el "oblato" se transformó en "agregado". Los "agregados" no podía ser eliminados tan fácilmente como la categoría de los "inscritos" (El nuevo numerario). Pero el cambio obligado trajo aparejado una dificultad: cómo diferenciarlo de manera clara del numerario. Ese problema, y confusión, lo reflejan los escritos que se han publicado de los ex agregados.

Ahora las fronteras entre el agregado y el numerario, se están difuminando teóricamente. Como indican los Estatutos de la prelatura de 1982, el agregado consagra "su cuidado a concretas y permanentes necesidades personales, familiares o profesionales" (art. 10, punto 1). Como si los numerarios no tuvieran "necesidades personales, familiares o profesionales". Sin embargo, a renglón seguido se dice que de no disponerse otra cosa "asumen todas las funciones y obligaciones de los numerarios" (punto 2). También los agregados pueden hacer vida de familia, viviendo en casas especiales para ellos; incluso ordenarse y ser parte del clero de la Prelatura, denominándose coadjutores o sacerdotes agregados del Opus Dei.

Ha desaparecido el condicionamiento de la extracción social en los Estatutos de la Prelatura, aunque tal vez no completamente en la praxis. Otras diferencias entre agregados y numerarios son meramente accidentales, como el no tener enfermedades crónicas o carecer de título universitario, porque no están impedidos de hacer estudios superiores ni se les desalienta para que no la hagan, como a las numerarias auxiliares.

La categoría del agregado está en evolución, igual que la del numerario. En la medida que el Opus Dei se clericaliza -hoy es una Prelatura Personal (estructura clerical) con laicos constreñidos a ser asociados de la labor de los sacerdotes que integran su presbiterio-, también pasa lo mismo con la categoría del numerario; cuya vocación ahora se define en función de ser la principal cantera para los sacerdotes y constituir básicamente una burocracia interna, dedicada casi en exclusiva a labores apostólicas y de formación (
El nuevo numerario
).

Frente a esta realidad el agregado parece estar destinado a convertirse en el modelo secular paradigmático, de un fiel de la prelatura de entrega completa. Vive en celibato apostólico, como cristiano corriente en medio del mundo, en el seno de una familia y pertenece a todas las clases y profesiones sociales. Lo que los miembros numerarios nunca llegaron a ser. Cómo se ve el camino de oblato a agregado ha sido largo.

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