Cierre de Centros y Catecismo.- Novedades
Fecha Monday, 16 August 2010
Tema 070. Costumbres y Praxis


Me han gustado mucho el escrito de Fueraborda sobre los centros enormes que se van cerrando, y el de Bruno sobre los cambios entre las últimas versiones del Catecismo.

El primer escrito es totalmente cierto. Una de las cosas de la Obra que más cuesta entender es el tema de la pobreza. Cuando se dice que se vive la pobreza, es difícil explicarlo si se vive como en un hotel de 5 estrellas: un palacete, la comida y la ropa preparadas, la casa impoluta, decorada con buen gusto, en una buena zona...

Creo que el Opus Dei debería darse cuenta de que ese aspecto es uno de los muchos que han ido separándolo de la sociedad. Y especialmente ahora, con la crisis económica actual. Cuando dicen que "falta dinero" no te mienten, el problema es que falta dinero para hacer las cosas como ellos quieren, porque que yo sepa no es necesario vivir en esas condiciones tan alejadas de la realidad actual. No conozco a ningún "padre de familia numerosa y pobre" al que le preparen hasta el desayuno y la merienda. Luego cuando se salen conoces numerarios que no saben ni siquiera cómo se prepara un arroz.

Están todo el día pidiendo dinero y dinero porque no hay quien sostenga económicamente tantos centros en los que no trabaja la mitad de la gente (los curas y los que están en labores internas viven de las aportaciones), y tampoco hay quien sostenga tantas casas de convivencias, tantos colegios medio vacíos, tantas publicaciones que no lee nadie (Palabra, Rialp, Mundo Cristiano, y demás). Por no saber qué hacer, inventaron hasta los famosos "Tozales" de Torreciudad para que los supernumerarios se fueran allí en verano (manda narices irse a ese sitio en pleno agosto!) y así que se dejasen algo de pasta en el santuario.

Ahora ves los centros llenos de gente mayor, enfermos y sin alegría, y los pocos numerarios jóvenes que quedan son todos hijos de supernumerarios (todos tienen apellidos parecidos), que no han conocido otra cosa en su vida y a los que sus compañeros de escuela y facultad miran como si fueran extraterrestres. Jóvenes que llamaban a San Josemaría "Nuestro Padre" desde que eran bebés, que empezaron a ir al club a los diez años (edad mínima) y a los que sólo faltaba comer crespillos en fiesta "A".

Esos centros que estaban medio vacíos ahora se están convirtiendo en residencias para no dar tanta lástima, de modo que donde antes vivían 15 numerarios ahora hay 4 ó 5 y el resto son "de fuera". Esto no ha quedado tan mal en los antiguos Centros de Estudio reconvertidos a Colegios Mayores (por ejemplo Peñafiel en Valladolid, Santillana en Madrid, o Bidealde en Bilbao), pero queda un poco ridículo en centros pequeños.

Ya va siendo hora de que se den cuenta de que sobran centros y casas de convivencias y que no es necesario exprimir tanto a los agregados y supernumerarios para sostener esas labores hiperdeficitarias y medio vacías. Todos sabemos que no las cierran para intentar ocultar la grave crisis de vocaciones, pero en vez de intentar arreglarlo las van dejando morir poco a poco. Donde antes había tres clubes con 15 numerarios menores de 30 años en cada uno, ahora hay tres clubes con 8 ó 9 numerarios y muchos pasando los 40. ¿No es más lógico unificarlos? Creo que muchos conocemos casos así.

Cambiando de tema, quería felicitar a Bruno por ofrecernos los cambios entre las versiones 7ª y 8ª del Catecismo. Cuando se hacen cambios en las publicaciones internas, o se retiran documentos, no hay que olvidar que esos criterios ya extintos se han estado aplicando muchos años. Es una gran noticia ver que en la nueva edición del Catecismo se exige ahora que los niños de 14 años (insisto, a esa edad todavía son niños, se mire por donde se mire) tengan que tener autorización de los padres para pedir la admisión. Ya que no quitan esa estúpida figura de "aspirante a numerario" para los niños, por lo menos hay un mínimo avance. Pero si se ha añadido es porque hasta ahora no se aplicaba, todos hemos conocido casos de niños que han sido presionados para mentir a sus padres. Lógicamente eso se hacía en familias no de la Obra. Hoy en día, la mayoría de las familias que no son de la Obra tienen poca formación religiosa, tienen sólo 1 ó 2 hijos y en estas condiciones chocaría muchísimo que ese hijo le mintiera a sus padres. Quizá hayan influido en la mejora del trato con los menores los abusos sexuales, físicos y psicológicos que han ejercido algunos miembros de la Iglesia a gente menor, en cualquier caso confiemos en que se vaya avanzando en la protección del menor, aunque sea poco a poco, porque ya conocemos todos lo que le cuesta al Opus Dei cambiar aunque sea un mínimo.

También es una buena noticia ver que ahora el Opus Dei no va a "pescar" a gente que está en contacto con otras instituciones de la iglesia, como dice en el punto 58 añadido a la nueva versión. Es un mínimo de decencia el respetar a esas personas, porque si no puede que acaben tan hartas que no cojan ni un camino ni el otro (sobre todo dado el ridículo índice de perseverancia en el Opus Dei, lo más probable es que se le aleje de Dios a alguien que podría encontrar su felicidad en otro camino más "normal" que el del OD).

Podríamos extendernos en analizar estas diferencias. Por resumir, se podría decir que en general se observa una "suavización" del lenguaje, sin tantos deberes y obligaciones, y con más consejos y recomendaciones. Esperemos que se vaya llevando todo esto a la práctica, y que en ediciones futuras se vayan corrigiendo el resto de defectos del "Catecismo".

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