Quizás sean las frases más citadas. (Cap.8 de 'A quien pueda interesar').- Satur
Fecha Sunday, 16 May 2004
Tema 070. Costumbres y Praxis


Cap.8 de 'A quien pueda interesar'
Enviado por Satur el 16-5-2004

Quizás sean las frases más citadas de Alicia en el País de las Maravillas estas de...

--Cuando yo empleo una palabra -insistió Humpty Dumpty en tono desdeñoso- significa lo que yo quiero que signifique... ¡Ni más ni menos!

--La cuestión está en saber -objetó Alicia- si usted puede conseguir que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.

--La cuestión está en saber -declaró Humpty Dumpty- quién manda aquí.


Se pueden aplicar a la familia, a Orejas, a la política, al trabajo o a cualquier invención humana. La cuestión está en saber quién manda aquí, dice -no sin cierto aire de perdonavidas.

También sucede en la obra: ¡consigue que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes!. Aún a costa de la realidad.

No me resisto a otra cita, esta vez más larga pero, sin duda, muy interesante. Spaemann propone el siguiente experimento mental en su libro 'Ética: cuestiones fundamentales':

"Imaginemos un hombre que está fuertemente atado sobre una mesa en una sala de operaciones. Está bajo el efecto de los narcóticos. Se le han introducido unos hilos en la cubierta craneal que llevan unas cargas exactamente dosificadas a determinados centros nerviosos de modo que este hombre se encuentra continuamente en un estado de euforia: su rostro refleja un gran bienestar.

El médico que dirige el experimento nos explica que este hombre seguirá en ese estado el resto de sus días; cuando no sea posible alargar más la situación se le dejaría morir inmediatamente, sin dolor. El médico nos ofrece ponernos de inmediato en esa misma situación. Que cada cual se pregunte si estaría alegremente dispuesto a trasladarse a ese tipo de felicidad.

Nos negamos; algo muy fuerte se rebela contra ese tipo de felicidad. Preferimos continuar nuestras vidas tal y como son, con sus sombras, mediocridades y miserias, a esa otra, fuera de la realidad, por muy feliz que se nos presente. Sí, queremos vivir en la realidad de las personas y las cosas que nos rodean, donde van mezclados el dolor y el placer, lo malo y lo bueno, la tristeza y la alegría. Queremos vivir libres."


La obra, estoy seguro, no desea que sus fieles vivan fuera de la realidad, precisamente su espíritu -la santificación del trabajo y de la vida ordinaria- se centra en la realidad pero, ¡ay!, sus mensajes enviados por los distintos cauces que dispone -la charla fraterna, la confesión, la corrección fraterna, la lectura de las cartas del prelado, de las publicaciones internas, de la corrección fraterna, de criterios y costumbres- hace que las palabras signifiquen cosas diferentes porque el que manda, manda, y a tomal viento. Esto es lo que hay.

Conozco ex numerarios que han hablado con toda la sinceridad de su realidad a los directores, esa que les llevaba a la depresión, a la tristeza, al desencanto o a enfrentarse con su miseria, y recibían por respuesta un "Dios sabe más", " deja obrar al Espíritu Santo", "vete al médico", "reza más", "sé más sobrenatural", "todo es para bien", o "vamos a tomar unas cañas"... y a la realidad de esa gente, la suya propia, le importa un comino que nosotros existamos o no: ella seguirá estando allí. Se impone de una manera aplastante. A todos, y con todos.

Esa es la ceguera de la obra. Hace un tiempo dejó la obra una persona con muchos años de entrega, más de treinta, entrega de verdad de la buena, de quilates. Le dolía la vida, esa vida, y lo decía. El amor necesita desarrollarse en libertad, y sentía esa falta de libertad que le oprimía lo más profundo hasta la desesperanza. Una persona para poder amar -y toda vocación es amor- necesita aire libre: la llama más ardiente se extingue en un vaso cerrado. No podía respirar y toda esa atmósfera enrarecida le axfisiaba. Le parpadeó la vela de su vocación durante años hasta que bocaneó e hizo fú .

Cuando se quiso reaccionar ya fue demasiado tarde. Formar en libertad y para la libertad -¡cómo se les llena la boca con esas palabras!- significa respetar al otro y animarle a que se desarrolle tal y como él es en el mundo. Pero cuando se fagocita al otro creyendo, en su voracidad, que eso es amor y buen sentido, cuando se coloca el vaso cubriendo la vela encendida... Una formación así no puede traer nada bueno.

Un sacerdote de esos mayores que hay en la prelatura, al enterarse del abandono de esa persona, comentó "¡¡¡pero qué hemos hecho tan mal que nos lo hemos cargado!!!

Pues sí. Os lo habéis cargado... Pero pronto volará. No estaba herido de muerte.





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