Del Servicio de Prensa del Vaticano, hoy 30 de julio de 2010:

INTENCIONES DE ORACIÓN DEL PAPA PARA EL MES DE AGOSTO

CIUDAD DEL VATICANO, 30 JUL 2010 (VIS).-La intención general del Apostolado de la Oración del Papa para el mes de agosto es: "Para que los que no tienen trabajo, ni hogar y quienes viven en grave situación de necesidad encuentren comprensión y acogida y sean ayudados de forma concreta a superar sus dificultades".

  Su intención misional es: "Para que la Iglesia sea el "hogar" de todos, pronta a abrir sus puertas a cuantos son obligados a emigrar a otros países por las discriminaciones raciales y religiosas, el hambre y las guerras".

BXVI-INTENCIONES ORACION/                                      VIS 20100730 (100)

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Llama la atención que el Prelado del Opus Dei, ni en su carta de julio (en internet en la página oficial de la Prelatura) ni en la carta “privada” dirigida a sus hijos tras el Congreso general, haga mención a la situación de crisis laboral y profesional de la sociedad. Como el mensaje o slogan publicitario de la institución es “santificarse en y con el trabajo”, quizá no tenga respuestas para cuando las personas, sean fieles o infieles de la prelatura, están en paro.

¿No hay padres de familia supernumerarios a los que les han ido mal las cosas en este tiempo de crisis? ¿No hay numerari@s y agregad@s a los que les ha afectado la crisis y han sido despedidos? Porque no creo que todos los fieles del Opus Dei trabajen en labores internas y así tengan en pan, el cilicio y la tabla asegurados.

Benedicto XVI pide para que a los emigrantes se les eche una mano; el prelado habla en esa carta de los emigrantes para pescarlos para la Obra, no si lo están pasando mal, sino que la Obra puede aprovecharse de ellos para los fines de la institución.

Benedicto XVI está en el mundo real, el prelado del Opus Dei está en Babia, como siempre.

MariaLuisa

P.D. Vale la pena leer de la Carta que escribe tras el Congreso, el apartado que le dedica al “Apostolado de los apostolados”. Qué extraña casualidad que el santo fundador no “viera” que los hombres también podrían tener derecho a tales honores y a tamaña trascendencia “para la familia y en la Iglesia” siendo “numerarios auxiliares”. Lo peor es que el prelado, en el siglo XXI, tampoco "lo ve".