Otro que ¿vio? lo que Dios quería, en el punto de vista del Vaticano.- Brian
Fecha Friday, 11 June 2010
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El Vaticano podría intervenir al Instituto del Verbo Encarnado

Familiares de sus miembros han denunciado manipulación y sometimiento

Religión Digital, 09 de junio de 2010 

La muy conservadora comunidad religiosa católica argentina Verbo Encarnado -de gran expansión desde su creación en 1984- quedó por segunda vez en casi una década en la mira del Vaticano luego de una serie de denuncias de familiares de sus miembros que acusan a sus autoridades de conducir con mano de hierro la congregación, ejerciendo actitudes de manipulación y sometimiento. La posibilidad de que la Santa Sede la interviniera nombrando un comisario pontificio suscitó que su fundador y principal autoridad, el sacerdote Carlos Buela, elevara su renuncia al Papa, con el evidente fin de sortearla, objetivo que (sólo momentáneamente) parece haber conseguido. Lo cuenta Clarín.

Al fundamentar su renuncia, Buela dice que empeñó "gran parte de mi vida en fundar y llevar adelante el Instituto del Verbo Encarnado". Pero señala que "ahora estoy entrado en años y con algunos problemas de salud, al mismo tiempo que el Instituto creció mucho". De hecho, acota que "la infinita providencia de Dios lo ha hecho florecer en muchos lugares y en abundantes vocaciones". Tras afirmar que "hemos tenido que atravesar por numerosas dificultades, entre los consuelos de Dios y las persecuciones de los hombres", le agradece al Papa "el haber impedido el envío de un comisario pontificio al Instituto".

Pese al fuerte hermetismo que rodea al caso, Clarín pudo determinar que ya habían sido designado dos veedores: el arzobispo emérito (retirado) de Corrientes Domingo Castagna y monseñor Alfredo Zecca, ex rector de la UCA, quien habría visitado la sede principal del Instituto, ubicada en San Rafael, Mendoza. No es la primera vez que un comisario pontificio toma cartas en el asunto. En torno al año 2000, cumplió esa tarea el actual arzobispo de San Juan, Alfonso Delgado, quien concluyó que el concurrido seminario de San Rafael debía ser cerrado.

El Vaticano asumió la recomendación -tomada en acuerdo con las autoridades del Episcopado argentino- y resolvió su cierre y el traslado de la sede principal de la comunidad a una diócesis cercana a Roma. Entonces, la principal acusación era que las autoridades del Verbo Encarnado desobedecían a las jerarquías eclesiásticas. Sin embargo, el Verbo Encarnado resistió la decisión y consiguió, finalmente, esquivarla. Pero ahora las denuncias de familiares reabrieron el caso. También habría cuestionamientos al manejo económico del Instituto.

El padre Buela siempre abrevó en las corrientes más conservadores de la Iglesia. Y decidió fundar su propia congregación para plasmar allí su ultraortodoxia. El proceso de cierta modernización que experimentó el Episcopado en los últimos años llevó a que su seminario se convirtiera en refugio de los aspirantes al sacerdocio disconformes con el aggiornamiento.

Por caso, varios miembros del seminario de Paraná que dirigía monseñor Adolfo Tortolo, cuando pasó a manos del moderado monseñor Estanislao Karlic, buscaron refugio en el de San Rafael.

Los críticos de Buela le achacan utilizar técnicas de captación y manipulación que le permitió a su seminario ser en unos pocos años uno de los más concurridos, sino el más, del país.









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