Un fraude de más de ochenta años (y V).- Books
Fecha Friday, 14 May 2010
Tema 077. Numerarias auxiliares


Un fraude de más  de ochenta años (y V).

Books, 14 de mayo de 2010

 

Con el tiempo cambiaron algunas cosas. Las potenciales numerarias auxiliares seguían buscándose en los pueblos, ya no en las aldeas, y se les ofrecía estudio a cambio de su trabajo. Seguían viviendo en lo que se conocía como internados, con un régimen más abierto, podían salir solas y usaban pantalones. Hasta entonces a las niñas se las acompañaba incluso mientras se duchaban. De esto se encargaba la señorita numeraria que estuviera de turno.

 

Las de esa época y las de ahora, andan de otra manera, son más cultas porque han estudiado y ya no son ni tan serviles, ni tan sumisas, ni tan obedientes, aunque siguen con los mismos horarios en el trabajo, y siguen trabajando sábados, domingos, festivos…. Y siguen haciendo lo mismo, fregar, lavar, planchar, limpiar…. Porque esa es la vocación a la que las llamó dios...



Aquellas que en los ochenta contaban con treinta, cuarenta años, siguen siendo “hijas o hermanas pequeñas”, bastante inmaduras e infantiles en su mayoría. Pero sobre todo son gente totalmente dependiente. El tanto por ciento de auxiliares de esos tiempos es elevadísimo en depresiones, rara será la auxiliar que no tome alguna pastilla y hay un buen número de ellas con serios problemas mentales. No es que se trate de locura. Lo que ocurre es que sus mentes han sido tratadas para una sola cosa, con un objetivo muy claro y con unas reglas asfixiantes.

 

Es raro que entre estas personas haya alguna que se plantee marcharse del opusdei, y si alguna vez se les pasa por la cabeza, este pensamiento es totalmente efímero, ya que fuera estarían totalmente perdidas. Están como decía Morgan Freeman en “Cadena perpetua”: “institucionalizadas”. Y ya se sabe como acabó uno de los presos cuando recuperó su libertad.

 

Las numerarias auxiliares que hoy tienen sesenta, setenta, ochenta años, merecen un respeto enorme porque han sobrevivido en unas condiciones a años luz de la vida de la gente corriente, porque algunas aun son capaces de reír. Es normal sentir pena por ellas, pero se trata de una pena diferente, pues nunca han sabido lo que es vivir en libertad y ni saben lo que es tener una vida normal.

 

Lógico es que haya muchas maniáticas y escrupulosas, hasta los extremos. Se han pasado la vida acatando órdenes, nunca han tenido autoridad sobre nada ni nadie. Intentando vivir “el espíritu” sin desviarse. Acusándose año tras años de chorradas, inventando, cuando no había de qué acusarse, criticando en silencio por puro aburrimiento.

 

Claro que hubo gente cansada de este modo de vivir, pero no reaccionó rebelándose, lo hizo descargando su frustración en las demás con mal humor, un carácter agrio, triste, desesperanzado.

 

Lógico es que ante semejante espectáculo, añadiendo la impotencia y la dependencia haya tantas depresiones, a veces, de caballo.

 

¿Con cuantas numerarias auxiliares en condiciones normales cuenta hoy el opusdei?

 

¿Cómo, dónde y a quien vende hoy el opusdei la vocación de numeraria auxiliar?

 

¿Qué va a hacer el opusdei cuando se le rompa la columna vertebral? Ya adolece de un número llamativo de hernias discales, la mayoría de ellas inoperables y las que pasan por quirófano arrastran secuelas in aeternum, pax!.

 

El opusdei solo será una obra de Dios cuando desaparezca la manipulación, el poder absoluto, la hipocresía, la falsedad, la injusticia y la falsa visión sobrenatural.

 

Una obra de Dios debe estar llena de personas con la conciencia recta, con sentimientos, con capacidad de amar. Gente que distinga una persona de un burro, de un número, de un tornillo, de una tuerca. Gente desinteresada que haga el bien sin esperar nada a cambio, que no haga lo imposible para conseguir unas vocaciones que tan solo existen en sus cabezas y en papeles llenos de números. Gente que reconozca que se equivoca y que esté dispuesta a reparar lo que ha roto.

 

Ojala, los cómodos, los ciegos, los sordos de la obra, se atrevan a criticar, y llamen mentirosos a los que mienten, injustos a los que tienen el poder, hipócritas a los que amargan la vida obligando a hacer cosas con una falsa sonrisa en los labios y con un “por favor” sobrado de prepotencia.

 

Ojala el opusdei desaparezca y deje paso a una verdadera obra de Dios.

 

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