Algunos, más iguales que otros.- Florero
Fecha Wednesday, 14 April 2010
Tema 010. Testimonios


Hola a todos!

 

El día que decidí dejar, definitivamente, el Opus Dei, me habían hecho una torta helada de cumpleaños. Helada, ¿me explico? Masa por fuera, crema helada por dentro. Hacía once años que era Numeraria del Opus Dei, y SIEMPRE ODIÉ EL HELADO. Ese día caluroso de febrero, en pleno curso anual en La Chacra, había tenido, para más males, clases por la tarde de una materia teológica que ya había rendido en otra ocasión, pero que supuestamente me convenía repasar. No recuerdo cuál era.

 

No me acuerdo de casi nada concreto de mi paso por el Opus Dei, así que en un juicio como los que veo en las series americanas, probablemente destruirían cada testimonio mío e iría presa por perjurio. Pero a ustedes, amigos y ex presidiarios, les digo la verdad. Cuento lo de las clases, lo de la torta helada (¡puaj!) y además les cuento que por la noche, como festejo (yo esperaba un baile todo lo descontrolado que pudiera ser bajo esas circunstancias) me hicieron ver una película apta para todo público (en mi cumpleaños número 30).

 

Y cuento esto porque quiero contrastarlo con el festejo que tuvimos el día anterior, por el cumpleaños de una numeraria topísima de apellido O’F (ya les dije que no recuerdo detalles, o sea que tampoco el nombre de esta distinguida miembro), el no-va-más del Opus Dei, con campo familiar y aristocracia suficiente para ser de las VIP de centros y cursos anuales. El día anterior, de festejo VIP, habíamos tenido un asado al aire libre (ya se darán cuenta de que hablo desde la Argentina), visita a la espectacular estancia de esta O’F, con caballos, pileta o piscina, cancha de tenis… Si no hubiera sido por esa referencia…, si no hubiera sido por esa referencia igual hubiera maldecido mi aburridísimo cumpleaños. Pero ese día volví a confirmar dos cosas: una, que aún no conocían mis gustos (con mucho menos, a mi novio le armo un escandalote) y que, en el decir de Orwell, en el Opus Dei todos somos iguales, pero “algunos, más iguales que otros”. En fin, que ese día decidí irme y, oh paradoja, se lo tuve que decir a la O’F. Mientras tanto, yo acorté mi estadía en tan grato lugar para encarar la difícil misión de disolver el vínculo que, once años antes, había iniciado con una carta dirigida a un Padre que desconocía. De esto, hace ya una década.

 

Cariños a todos de,

Florero









Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=16078