Una familia a la que el Opus se encargó de destruir.- Albert
Fecha Monday, 05 April 2010
Tema 080. Familias del Opus Dei


Hola a todos:

Lo que quiero contar hoy viene de lejos. Tuvo su comienzo,  en la “Blanca Ciudad”, que así se llama en el Perú a Arequipa. La historia es, rigurosamente cierta. Solo he cambiado los nombres para evitar a mis buenos amigos Chabuca y Alfonso mayores contrariedades.

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Vive todavía  en Lima, Perú, el matrimonio que dio vida a  una larguísima familia de trece hijos… Pero retrocedamos en el tiempo.

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Alrededor de 1955 Chabuca  y Alfonso, ambos arequipeños, se enamoran y se casan. Alfonso es emprendedor, consigue trabajo como administrador de una hacienda en uno de los valles cercanos a Lima, muy lejos de Arequipa. Trabajador y constante, al cabo de unos años compra tierras y se establece en su propia hacienda. Los hijos van llegando con regularidad, hasta completar  la docena y uno más. Una  familia excelente: Buena posición económica, católicos a machamartillo, hijos alegres, sanos, y bien educados. Pero…

¡Cuidado! Gente del opus merodea por la zona. Tal familia, con tan buena posición, tan buenas cualidades y con… ¡tantos hijos e hijas jóvenes!... ¡Qué regalo de Dios!  Algún numerario avisado ”contacta” con  Alfonso, se hace invitar por él, visita la hacienda, hace ”amistad”  y… claro… empiezan a gotear las generosas aportaciones. De todas formas Alfonso nunca pasa de ser un buen cooperador.

Claro está que las aportaciones no se van a quedar en dineros o en especie. Lo mejor está todavía por llegar: Los niños (y niñas) van creciendo y, a su tiempo, (todo es cuestión de un poco de paciencia)  empiezan a frecuentar la “labor” de San Rafael. Un poco después (un poco mas de paciencia)  irán cayendo “como fruta madura”…

Y… sí, sí… Son varios y varias los hijos y las hijas de Alfonso y  Chabuca que van pitando. ¡Qué bendición de Dios!

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Hace unos meses, después de muchos años, me reencontré con mis amigos arequipeños. Alfonso aún vive, pero con bastantes limitaciones. No pude saludarlo. De los varios hijos que se hicieron del opus  --me cuenta Chabuca--  todos se han escapado,  solo una hija suya queda aún “allí”. Mejor dicho no está ”allí” con los del opus. Está con sus padres. Sigue siendo del opus pero en casa de sus padres, acabada, decaída, enferma, con una depresión tremenda.

---¡Me la han devuelto!, dice Chabuca, ¡Cuando ha dejado de ser productiva para ellos, me la han devuelto… acabada, hundida, sin ganas de vivir, para que la cuide yo! ¡No hay derecho! ¡Son unos timadores! La han exprimido y ahora me la devuelven y no quieren  cuidarse de ella…Tampoco me dejan que hable yo con el psicólogo que la trata, porque el tal psicólogo es del opus…

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Vive todavía  en Lima, Perú, el matrimonio que dio vida a  una larguísima familia de trece hijos… que el opus se encargó de parasitar y de destruir hasta donde pudo.

albert









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