He tratado con varias personas de la Obra a lo largo de mi vida y he descubierto cosas bastante curiosas. Recuerdo por ejemplo una anécdota bastante simple, pero muy ilustrativa del espíritu que tienen al menos algunos miembros del Opus Dei. En varias ocasiones escuché bastante atónito a un miembro numerario del Opus referirse a un sacerdote de la prelatura diciendo que su gran problema es que era"demasiado buena persona". Literal. Como suena.

Desconozco la versión del Evangelio que se maneja en los centros del Opus, pero no creo que sea demasiado diferente a la que he leído yo durante mi vida. Por eso me sorprendió bastante esta demostración de una espiritualidad tan profunda de este aspirante a santo.

Me imagino que este buen hombre cumplirá todos los días con los preceptos formales que se le imponen en la Obra. Asisitirá a Misa, rezará el Rosario, visitará al Santísimo, etc, etc... Pero tampoco hay que pasarse, claro. Con todo eso basta para ser santo. En su vida ordinaria, en el trabajo, con sus conocidos, será buena persona, pero sin pasarse. Bueno a secas. Que una cosa es ser santo y otra es ser tonto.

Ahora que estamos en plena Semana Santa, creo intuir la explicación que puede tener este futuro santo sobre la muerte de Cristo. Evidentemente, le pasó lo que le pasó por ser "demasiado buena persona". Otro en su lugar habría salido corriendo en cuanto intentaron apresarle.

En fin, bromas aparte, es una pequeña anécdota pero que a mí me ha dado mucho que pensar sobre la espiritualidad que se vive en los centros del Opus Dei y la autenticidad de las vocaciones.

Un saludo.
Calentano