Estimado Naranja Agria:

No puedes describir con mayor claridad lo que yo sentí a lo largo de muchos años al realizar la famosa "lista de San José" (y que San José nos perdone por usar su nombre de forma tan irreverente). Esa sensación de agobio al buscar en la memoria, en listas de la agenda parientes lejanos, pseudo-amigos ó rostros en la universidad a cualquier persona que pasara los exigentes y rigurosos requisitos para estar en dicha lista. Patético.

Hay algo tan podrido que me es difícil entender y describir...

Ese manoseo de personas y conciencias me llevó en alguna ocasión a salirme con la mía -con la nuestra, ó más bien con la de ellos...- y "lograr" que alguno pitara; unos aplausos con sabor a engaño, embauco y mentira... Después de años, todas y cada uno de mis contratuercas salieron del opusdei antes ó después que yo -y salieron contratuercas de todos, hacia arriba de la cadena y hacia abajo; salieron a montones antes, durante y después de mi salida...-; tal falta de tuercas me hace pensar en una gran maquinaria a punto de colapsar...

Ahora veo todo eso como una mala noche en una mala posada.

Después de un tiempo en el que logré comprender el engaño al que fui empujado decidí buscar a todos -absolutamente a todos- aquellos a los que de alguna manera influí -santa coacción- para ingresar ó permanecer en el opusdei (que ya salieron ó todavía continúan...) para ofrecerles una disculpa, una sentida disculpa por irrumpir en sus vidas de una forma tan irreverente. Me duele en el alma lo mal que hice las cosas.

Al final, muchos de los que hemos salido tenemos sentimientos similares: recordamos todos esos años como un periodo encapsulado en el que no había contacto con la realidad ni capacidad de reflexión: ¡Hay de aquellos que lo organizaron así! Catastrófico, desastroso, funesto... ¿Hay palabras para describir todo esto? (Que consté aquí mi más profundo respeto a tantos que pertenecen al opusdei y están con la mejor de las intenciones, pero para aquellos que se dedican a cortar alas, sueños, vidas... mi pésame).

Le doy gracias a Dios por todo lo que he vivido -y viví durante 12 años de numerario- ya que gracias a todo eso soy quien ahora soy; pero bien sé que seguramente Dios prefiere escribir con renglones derechos y se enfada al ver tanta chuecura retorcida y malintencionada.

Mis mejores deseos para ti esta etapa de lucidez que tarde ó temprano casi todos logran alcanzar.

Sancho1964