Llevo un día siendo ex-numeraria... suena feo pero no se siente distinto. Me he preparado bastante tiempo antes. Y hoy, tengo todas las ganas de vivir mi vocación cristiana laica pero sin otro título. Seguiré rezando, quizá iré de misiones, buscaré seguir formándome en teología, practicaré mi profesión, formaré una familia si coincido con alguien, veré si puedo trabajar en la ONU en un futuro y un millón de cosas más! Algo he leído de alguien que sentía más armonía consigo mismo al haber salido, e incluso con Dios y lo mismo me sucede. Fui feliz en la Obra (más entre más me acostumbraba), hasta cierto punto de la historia cuando pensé que acostumbrarme tal vez no era lo correcto y ahora pienso seguir feliz fuera.

Gracias por compartir vuestras experiencias. Leer este sitio me permitió percatarme que no está mal pensar tan críticamente, como me lo han dicho. Además de esto, la edad (ni tanta), la universidad y cierta persona me apoyaron a dar el salto. Sin embargo, fuera de los efectos psíquicos del sistema, estoy agradecida con todas las personas de Casa, ya que siempre me apoyaron en todos los sentidos. Me encantaría poder hacer algo a cambio, pero además de conservar su amistad, no se me ocurre qué podría ser... Hubo un momento en que yo no podía ya hacer proselitismo, porque en realidad quería lo mejor para las niñas con quienes trataba. Y hoy, no se me ocurre otra cosa que tratar de sacar a las mujeres que tanto quiero... pero para ellas quizá eso no sería lo mejor ni funcionaría ya que es difícil querer salir del cuadro que has forjado por años.

Saludos

Lizza Macarroni