(Agustina, oí la entrevista que te hicieron los catalanes. Ya va mejor el enfoque de los medios, pasando del énfasis en los cilicios a los Derechos Humanos y a la humanidad y sensatez del estilo de vida, la libertad operativa y la unión familiar).

Si don Alvaro fue el ingeniador y artífice de maniobras para cambiar disposiciones eclesiásticas, en su aplicación a la Asociación de fieles y luego Prelatura personal, "a conveniencia y sensu contrario", como Jacinto ha vuelto a mencionar, me parece del todo oportuno presentar la queja en el tribunal eclesiástico que sigue su proceso de beatificación, mismo que, según tengo entendido, está abierto en la diócesis de Roma, pero desconozco si hay un capítulo también en Madrid.

Aunque el propósito o el efecto no sean "detener" ni obstaculizar la beatificación, sino aportar elementos para ponderar asuntos delicados, la sola presentación de quejas o casos, vale la pena para, al menos, estudiar el modo de vivir y entender algunas virtudes.

La sola presencia de las quejas bien presentadas, queda ya en los archivos del proceso, y deja constancia de asuntos averiguables con el tiempo, que luego podrán ser estudiados por personal de la prelatura o no, que quiera revisar qué sucedió aquí, qué es original y qué parece no serlo, etc., y así tendrán esas quejas y asuntos, una relevancia o importancia oficial, académica y, de cierta validez, diríamos "científica", para tomarlos en cuenta en una investigación o estudio. 

Un saludo

Pensando